Una mirada a la literatura contemporánea de Israel

Una mirada a la literatura contemporánea de Israel

A mi profesor Sephiha Vidal, autor del romancero sefardita.quien nos enseño que “La literatura de israel es la literatura del mundo”…

Desde la creación del Estado de Israel, en 1948, su literatura ha expresado múltiples y diversos senderos humanos que van desde las problemáticas internas de su pueblo durante los años duros de la pos Segunda Guerra Mundial, pero también con matices reveladores hacia el mundo exterior y global.

Entre los años 1950-1960 sus autores enfocaron las problemáticas de sobrevivencia en un Estado que nacía después de la tragedia del Holocaus y cuyas obras manifestaron la nueva esperanza de renacimiento frente al horror del antisemitismo.

La diversidad y la pluralidad de una diáspora literaria, difundida internacionalmente abrirá a partir de los 70, 80, las puertas de nuevas miradas y escrituras como Alex Epstein, Marina Grosslerner, de origen ruso, que irán aportando una indiscutible influencia en los jóvenes escritores del siglo 21.

La novelista Maya Arad, nacida en Israel, manifiesta un gran homenaje a Pouchkine en su novela “Otro lugar, ciudad extranjera”, que no es más que una adaptación de “Eugenio Oneguine” manteniéndose fiel en la forma versificada.

Más allá del contexto político, con la novela “Lo que nos queda de nuestras vidas”, Zeruya Shalev escribe sobre una familia israelí, como si se tratara de un psicoanálisis familiar, planteando un interrogatorio sobre las relaciones familiares expresando que los padres viven por procuración a través de sus hijos, bajo un flujo del psicosis que manifiesta abiertamente la referencia a Freud y a Virginia Woolf.

Una novela de dimensión universal con el recurso abierto al análisis psico -analítico de todos los sentimientos filiales frente a la muerte de la madre…

Las escritoras y los escritores de Israel transmiten en sus obras todo el saber de sus orígenes y debemos considerar que estamos frente a autores contemporáneos universales que honran la riqueza cultural de sus antepasados que pueden ser rusos, polacos, húngaros, como es el caso de Yaniv Iczkovitz, que protagoniza a sus personajes en la novela “La venganza de Fanny” en una provincia lejana del imperio ruso, donde Mendé Speisman, desesperada por la partida de su esposo, se tira al río Yasselda.

Contrarrestando los modelos de novelas de aventura masculinas, Yaniv Iczkovitz, mezcla en su novela una narrativa de un corte humorístico cuyo objetivo se concentra en el personaje de una hermana que quiere vengarse de las consecuencias fatales de un cuñado fugitivo. En su léxico y su semántica encontramos una mezcla del vocabulario de la lengua hebrea con el yiddish.

En 2020, Itamar Orlev recibió en Francia el premio literario Le Point, por su primera obra “Bandido”.
Con una precisa y exquisita narrativa, el autor describe la ambivalencia de sentimientos hacia su padre, alcohólico, ausente, violento e infiel, un padre que no ha visto desde 1988.

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Pasaron veinte años y Tadek decide viajar a Polonia, para encontrar a su progenitor, abandonando en Israel a su esposa e hijo. En Polonia, el padre y el hijo van a apaciguarse en el encuentro para abrir un espacio a la intimidad donde los recuerdos de los horrores de la Segunda Guerra Mundial del padre, tortura, ejecuciones sumarias, resistencia, permiten dar al hijo el entendimiento de lo que es hoy ese padre, una víctima de la guerra recluido en una casa de ancianos…

El talento de Orlev está en esa fuerza a escribir sin exagerar la tragedia, pero con la conciencia de los hechos y sus consecuencias, con la genialidad de retratar a un padre tal como es con su propia historia individual, sin pintarlo como quisiera que fuera su hijo…

La tensión entre padre e hijo están manifestadas con un sentimiento de un realismo agudo y frontal “Sabía que mi padre vagabundeaba en mundos que me eran desconocidos, ligados a una vida que me era desconocida…toda una vida de la que yo estaba excluido”….

Más tarde, entendí que pasamos nuestras vidas esperando ser reconocidos por nuestros padres, pero casi nunca lo logramos”…

No podemos dejar de mencionar a Amos Oz, que se merece todo un tratado de literatura por el conjunto de su obra, en “Judas un traidor”, novela que se inspira de las diferentes formas de la traición.

En ella, el autor vuelve a la historia bíblica, haciendo de Judas, no el mayor traidor, pero sí, el más fiel discípulo de Cristo.

Estamos en una trama de alto alcance ético y filosófico, donde Amos OZ cuestiona al traidor a nivel universal, dentro de una trama dialéctica abrazando conceptos retóricos, teológicos, con tres personajes, constantemente enfrentados a sentimientos ambivalentes y contradictorios.

Judas “es una obra didáctica de gran aprendizaje que más allá de sus contenidos de reflexión filosófica aporta algunas luces al conflicto israelí-palestino, con un trasfondo de ficción centrada en las pasiones humanas. Podemos cambiar a un adversario en esclavo, pero no en amigo. Todo el potencial del mundo sería impotente para convertir a un fanático”.

Amos Oz es un escritor de trascendencia democrática , un constructor del movimiento por la paz entre Israel y Palestina, que abrazado a Avraham Yehoshua,llamado Boolie, comparte con él el proceso por la paz en los acuerdos de Ginebra.

Con la novela “Retrospectiva” tenemos un regalo de escritura llena de inteligencia, brillante y chispeante de humor, que lo lleva a ganar el premio Medicis en Francia en 2012. Pero también el Los Angeles Times Book Prize en 2006.

“Cómo poder renunciar al deseo por el poco tiempo que nos queda”…

Con esta Fil 2023, tenemos la oportunidad de darnos un baño literario que nos va a matizar muchas ideas preconcebidas acercándonos a una literatura que va más allá de sus fronteras geopolíticas una auténtica literatura mundo que nos invita a ir más lejos de los nacionalismos para entrar en la complejidad humana, un complejidad dialogante, didáctica y enfocada en lo esencial… la paz.

El 31 de agosto a la 5:00 de la tarde quedan invitados a la conferencia “Philip Roth, un autor judío-estadounidense”, en el Museo de Ciencias Naturales. Con este autor que pudo haber sido uno de los Premio Nobel de la segunda mitad del siglo 20, abarcaremos la narrativa de un autor de descendencia ashkenazi poloco, cuyos abuelos llegaron a Estados Unidos para enfrentarse al destino fuera de las amenazas del antisemitismo que apuntaba en Polonia y Hungría.

Con sus novelas, Philip Roth establece y confirma la influencia intelectual y artística de los hijos y nietos de ashkenazis que le aportaron a Estados Unidos intelectualidad y pensamiento crítico.