ALERTA. Una visión del amor con pecado concebida

ALERTA. Una visión del amor con pecado concebida

Juan Freddy Armando

JUAN MATOS: AGUA, FUEGO, ESPEJO

Con esta entrega, inicio un análisis del libro “Con pecado concebido”, de Juan Matos, poeta, profesor, gestor cultural, ensayista y conferencista, residente en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.

Quiero comenzar mi opinión sobre el mencionado libro enfocando un hecho muy importante, que trasciende al poeta y la literatura: en el curso de la vida humana ha habido dos concepciones que han hecho juego una con otra: cristianismo y romanticismo.

El movimiento romántico ha sido, a mi juicio, el que más incidencia ha tenido en la historia artística y científica de la humanidad. Lo mismo ha ocurrido con la religión cristiana: la más influyente de todas. En su parte buena y su parte mala. Aunque, aclaremos, lo bueno y lo malo son siempre relativos.

La mala ha tenido que ver con las represiones de los papas, cruzadas, guerras, la inquisición, etc. La buena -que ha sido más importante- de orientar y consolar al ser humano, ayudarlo a ser éticamente lo mejor posible, y sufrir junto a él dentro del “valle de lágrimas” con que el bíblico salmo 84:5-6 describe la vida.

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Evidentemente, vivimos en un mundo triste. Sin embargo, como dice el magnífico poeta Fernando Pessoa  “faltaba el dios triste”: Cristo. Porque antes estaban: Amón esclavista e imperial; los santos, trinos y unos Brahma-Shiva-Visnú, constructor-destructor-preservador; Zeus tonante, el lujurioso; y otros muchos dioses inventados por la humana sed de eternidad. Faltaba el dios sufrido, que en vez de estar mandando, absoluto y gozoso en su reino, estuviese aquí crucificado.

Poeta Juan Matos autor del libro Con pecado concebido.
Juan Matos

Reitero: el libro “Con pecado concebido”, de Juan Matos, está inscrito en ambas escuelas. Es cristiano y neoromántico.  Lo de cristiano no tengo que demostrarlo, porque desde el título manifiesta esa doctrina, de la que el autor es militante convicto y confeso.

Calificarlo de neoromántico no es verlo como un anacronismo, pues siempre un movimiento artístico puede ser retomado con un fresco enfoque y nueva visión. Es lo que hace nuestro autor.

La obra es romántica en las dos acepciones que históricamente tiene la palabra. La social, de los grandes utópicos, soñadores como Duarte, Padre de nuestra Patria. La individual, del amor de parejas hombre-mujer, pasión erótica que lo seduce y domina.

Vemos aquí la evolución ascendente del autor. Supera lo que fue: poeta afiliado al neorromanticismo de Neruda, en los primeros “poemas uasdianos” (escritos en sus tiempos de estudiante en la Universidad Autónoma de Santo Domingo -UASD-). Matos evoluciona sobre el enfoque nerudiano, que ve a la mujer como ente corporal, tocable, acariciable, con lo que supera la imagen femenina de sueño sublime, inalcanzable, que tenían los viejos románticos.

¿Diferencias entre nuestro poeta y el bardo chileno? En Matos al hombre lo seduce la mujer. Hay tres palabras fundamentales en este libro, que muestran el dominio esa entrega del hombre a la mujer.

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A) Agua: El autor se siente agua. Que toma la forma del recipiente.

B) Fuego. Nuestro poeta es agua y su esposa Alma, fuego. Entonces, ella es la que le da fuerza, calor, intensidad al agua, y sin eso el agua no fuera nada, no hirviera de vida y pasión cuando, como dice la canción de Amaury Pérez, “… el deseo me quiere hervir”. El agua no se encandilara si no estuviera el fuego.

C) Espejo. El autor quiere ser agua y fuego en el espejo de Alma, pero en realidad el espejo de él es Alma. Alma no cede en ser ella el espejo en el que él se refleje, al que él se entregue. Entonces, se siente ese proceso biunívoco entre ambos.

DE NERUDA A SU PROPIA VOZ

Ahora,  me referiré al proceso de nuestro poeta desde el punto de vista de la forma. De esos poemas universitarios muy románticos, húmedos, nerudianos, evoluciona hacia versos más conceptuales. Diríamos que se convierte en un poeta de mayor dominio técnico, más profundo, en camino de encontrar su estilo personal. Y entonces nos hallamos con textos como este de la página 65:

Recojo los pedazos

me armo rompecabezas.

pero es en vano…

Se quiebran mis cristales

cuando me haces tu espejo.

Se nota ahí el deseo de hacerse polvo para que ella lo reconstruya. Concepto que Matos demuestra en el invento de palabras que lo interpretan. Son de los eleme que aportan innovación al libro en lo formal. Por ejemplo, cuando habla de “ahiédrame”; “humédame”; tipos de verbos que él crea.

El próximo domingo, continúo este análisis.

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