Viaje al mundo poético de Juan Matos Labrador de palabras Parte 2/2

Viaje al mundo poético de Juan Matos Labrador de palabras Parte 2/2

El estilo sin conflictos técnicos ni encasillamientos de Juan Matos permite el goce de su creación y de su recreación. Su obra poética abierta a un contenido social no se acerca a lo sentimental o a la lírica común.

Sin embargo, se aleja del tradicional lenguaje de la poesía social coloquial y directa. Sus versos lloran las injusticias desde lo ontogénico alejándose de lo puramente material y político. Para describir lo que queremos expresar a continuación utilizaremos unas frases de Bruno Rosario Candelier creador del Movimiento Interiorista y director de la Academia Dominicana de la Lengua: “El lamento se torna reflexivo. Adviene el cambio de actitud ante el mundo…, supera la visión superficial y transitoria de las cosas y pasa a ver, no ya lo visible y superfluo sino lo invisible y sustancial de las cosas…” (p.103). Podemos comprobar este hecho en “Osami es Bateyera”:

“¡Que me duele el alma! ¡Me duele!
De su ombligo a su pelo, de su suelo a su piel; desde el rostro tañido por zafras sempiternas, desde el guarapo que le surca las venas hasta esos labios mabí que susurran auténticos sentires cual hirvientes verdades. Desde el fulgor de sus ojos allende chimeneas. Desde el latir de sus pechos al plantío de sus patios. Desde el silencio guardado al bramido sublime de su existencia agreste. Desde la vida y siempre: ¡Osamí es bateyera!

¡Que me duele el alma! ¡Me duele!
¡Osamí es bateyera! ¡Osamí es bateyera!
¡Bateyeros los huesos de nuestros hombres idos!
¡Bateyeros los gritos de nuestras madres idas!
¡Bateyeros y bateyeras los ombligos, los pasos, las muertes y las vidas!” (Matos, 2021, p. 20)


En la segunda parte del poemario titulada “Hacia la edad del verbo íntimo”, el poeta abre las puertas de su yo interior, ante la necesidad imperiosa de manifestar aquello que le asfixia. Se aleja del mundo material y penetra el metafísico. Canta a la incomprensión, el silencio, la ausencia y soledad, la batalla interna, el hombre, la mujer, el sexo, un poco de costumbrismo y la existencia.

En su poesía dedicada a la mujer la sexualidad se vuelve sutil. La lectura de la poesía de Juan Matos es una experiencia estética en la que la idea y lo sublime se entretejen de manera orgánica para formar un tejido de pura armonía. Esta prosa poética desde el interiorismo se aleja del racionalismo propio de la poesía realista. Para muestra este fragmento, “Del estático lar”:

“Puede que en la distancia se nos salobre el alma. Puede que en las laderas de mares y de palmas se nos renueve el ente y la mirada que quedó congelada al punto de partida. Puede que seamos nostalgia, arena, viento solaz o vida repetida en la memoria nunca ida. Puede que el sol nos tibie o nos abrace o simplemente nos despierte párvulos, nos pincele con pubertos idilios y nos duerma con crepúsculos tiernos de inolvidable entorno. Puede que los recuerdos nos sean ya insípidos ante el peso del tiempo. Puede, que, sin darnos cuenta, tras los largos inviernos, a fuerza de los fríos nos quedemos sin bríos y empecemos, también sin darnos cuenta, a sentir la desapasión de la memoria”. (Matos, 2021, p.93)

Llega la catástrofe… Al llegar a “Un recuerdo que late” encontramos que el autor muestra los efectos de la muerte desde el lugar más doloroso: el fin de la existencia de un hijo. Poesía póstuma, elegía en cinco poemas a la muerte del hijo. Esta poesía visceral y desgarrada desde el sufrimiento máximo del poeta, voz estrangulada por el sueño eterno, dolor inmenso e imborrable, nos subyuga. A través de sus poemas, somos testigos del terrible sacrificio que significa para el bardo mantenerse vivo, cumpliendo con todos las obligaciones a pesar de la desaparición de una parte de su propio ser.

El poeta muestra lo que significa aquel terrible devenir y la paz inevitable que surge de la unión de las grandes tragedias y el paso del tiempo porque la esperanza siempre surge de la oscuridad y de una reconciliación inevitable con la vida. Esta obra es una experiencia humana y estética surgida del dinamismo creador de un dominicano que emigró al mundo frío del norte que congeló su alma en el instante de esa pérdida irremediable. Y así, en “Frente al nuevo rincón de la sala” el poeta canta a su hijo:

“Todo lo que tocaste cobra vida en la estampa plasmada en la memoria. El bongó de tu risa traspasa la tristeza, danza tu vida de verano al golpe del balsié. La africanía palpita a pecho abierto la digna identidad que tuviste por norte. El sol de tu estruendosa alegría sacia la sed de compañía. Güira y maraca, tambor y trompeta folklorean evocando tu estallido viviente, Manuel David del alma, Nono de la niñez, Viejo Manuel sembrado en el eterno Yolombó del universo.” (Matos, 2021, p. 50)

Estos poemas son fuego que abrasa bajo la desesperación atenuada porque han sido escritos desde un alma noble y de luz capaz de mitigar el sufrimiento con su llamado. Prueba viva de las teorías de Heidegger cuando expresa que… “en el poema podemos escuchar el habla del lenguaje, porque en el poema resuena un llamar, un decidido es…” (Heidegger, 1982). Es la lengua lo que le permite a este labrador de palabras seguir viviendo. Es de esa fuente que sobreviene el deseo de permanencia, de volver a empezar y de no darse por aniquilado porque para el poeta la palabra es una forma de amar y existir.

Los poemas de Juan Matos son humanos, muy humanos, intensamente humanos. Termina la obra con una serie de poesías que tituló: “Más que una vida, las vidas…” En “De un recuerdo” comunica sus ansias en su prosa limpia y simbólica:

“Poblado de desiertos, ¿cómo diablos me libro de la muerte en que vivo? ¿Cómo ahogar tus soles sin develar las sombras que tu aliento-tormenta cimentó en mis adentros? ¿En qué viento revierto tu eco? ¿A qué suelo dejarle puedo el lecho en que me has hecho un vacío de venas con tu rabia y tus besos?/

Dime mujer-aurora, fauna y flora, trópico ancestral, calor de mis entrañas: ¿Adónde, en qué infierno, en qué gruta del no ser sepulcro, negación de misterios, laja inmóvil; se me revelan las películas inversas, los furtivos encuentros, las mieles y las hieles del recuerdo?” (Matos, 2021, p. 52)

Se trata del lenguaje del sufrimiento cristalizado, poemas como esperanza de los desesperados, versos de intensidad y pesimismo jovial como los de Nietzsche, impulso reconstructivo. Versos de tensión emocional, imágenes da una sensación de urgencia. Dolor en constante multiplicación, dramatismo en el uso de las palabras.

El poeta cierra el poemario con “Más que una vida, las vidas…” donde nos muestra cómo a pesar de todo debe surgir la esperanza:

“Más que una vida, vidas conscientes y plenas en la integridad de los pasos, celebrándose en nuevas vidas, bendecidos; esperanzados en la cierta realeza del alfarero que esculpe nuestro barro, fortalecidos en hornos de aflicciones presentes y pasados, más victoriosos en Él. Compañera, sigamos sobre la mar tormentosa, poseídos de anhelos y sueños, viajemos como dueños de eternas primaveras. Vivamos plenamente ésta y otras vendimias, con la mirada fija en el Camino, la Verdad y la Vida…” (Matos, 2021, p.72)

Este poema carga en su seno el alivio de la tensión expresiva que se libera a través de fórmulas suaves, ritmos, temas familiares y el amor a la compañera de vida. Es una especie de canto a la esperanza como a la reivindicación de la humanidad.

Solo nos queda afirmar que Juan Matos es un poeta de generosidad espiritual. Vive y experimenta, enfrenta al mundo terrible que lo rodea en una actitud creadora y con un tomo melancólico, pero esperanzador.

Sus poemas “representan la promesa de la felicidad y la utopía social “ (Adorno, 1990). Les aseguro que este poeta no camina por las superficialidades de la realidad sino por las profundidades de la misma, las comprende porque las ha vivido y las comunica como necesidad, quizás como catarsis. Esta obra con tópicos de todos los tiempos y todas las culturas llena de verdad lírica, belleza, conflicto existencial y prosa estética faculta a la voz poética a sobreponerse al dolor a través de la memoria escondida en las cosas.

Los poemas de Juan Matos cumplen con una función social que permite que los seres se conecten y vivan, aun sin conocerse, experiencias similares que se repiten una y otra vez dondequiera que existan seres humanos y mundos. Es un encontrarse y participar de la misma experiencia humana aun siendo seres distantes e irreconciliables porque la poesía no conoce de diferencias y de discriminaciones porque como la vida, sencillamente es…