FR01 DÁVAO (FILIPINAS) 30/06/2017.- El presidente filipino, Rodrigo Duterte (d), saluda a unos soldados durante una visita al cuartel general de policía en Dávao (Filipinas), ayer 29 de junio de 2017. Duterte cumple hoy un año como presidente de Filipinas con nuevas estadísticas que muestran el amplio respaldo a su gestión, pero también entre fuertes protestas por los más de 7.000 muertos de su "guerra antidroga" y la ley marcial en Mindanao. EFE/División Presidencial De Fotógrafos FOTO CEDIDA/SOLO USO EDITORIAL/PROHIBIDA SU VENTA
MANILA. Rodrigo Duterte cumple hoy el primer año de su mandato presidencial con una alta popularidad, tras haber embarcado a sus compatriotas en un «viaje difícil», entre asesinatos de la guerra antidroga y altercados diplomáticos.
Duterte se ganó duras críticas de los activistas de los Derechos Humanos por su campaña de represión del tráfico de drogas, una medida sin precedente, que ha dejado miles de muertos. «Será un viaje difícil, pero únanse a mi igualmente», había advertido Duterte en su discurso inaugural.
El presidente celebra sus 12 meses en el poder sin haber solucionado la peor crisis de su mandato: la ocupación parcial de una gran ciudad musulmana del sur por parte de los yihadistas.
El exabogado de 72 años también dio al traste con décadas de statu quo diplomático, lanzando dardos verbales contra Estados Unidos, aliado tradicional, mientras trataba de acercarse a Pekín o Moscú. Pero, con todo, los filipinos nunca han dejado de apoyarle. Según el último sondeo, el 75% de los ciudadanos estaría satisfecho con su gestión.
«La gente ama al hombre», explica a la AFP Ricardo Abad, jefe del departamento de sociología y antropología de la Universidad Ateneo de Manila, refiriéndose al estilo de gobierno de un jefe de Estado seguro de sí mismo. «Quizá, la gente no esté de acuerdo con su política, o puede que se muestren ambivalentes, pero debido a que les gusta mucho, le conceden el beneficio de la duda y le dan su confianza».
En el extranjero, Duterte ha copado los titulares por su guerra contra la droga, al anunciar que estaría «feliz de masacrar» a millones de toxicómanos. También es conocido por su lenguaje ordinario, y suele tildar a sus detractores de «hijos de puta».