¡Viva la libertad, carajo!

¡Viva la libertad, carajo!

Melvin Matthews

Descaradamente, desafiando a la mayoría del pueblo venezolano y a la comunidad internacional que lo repudian, el dictador Nicolás Maduro ha decidido materializar el fraude descomunal cometido en julio, desconociendo la voluntad popular y asestándole un duro golpe a la democracia venezolana al prolongar su tiranía desde el Palacio de Miraflores, teóricamente hasta el 2031.

“Ha sido una victoria pírrica”, opinó el presidente Javier Milei, quien ha confrontado al régimen de Maduro abiertamente, hasta el punto que Argentina y Venezuela mantienen una crisis diplomática debido al asedio a su embajada en Caracas y la detención de uno de sus agentes en territorio venezolano. “Tarde o temprano se va a terminar el socialismo en Venezuela”, acotó Milei.

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Claro, creo que pronto terminará el drama de indetenible empobrecimiento, destrucción institucional y violaciones sistemáticas de todos los derechos humanos que ha entronizado el chavismo-madurismo en la tierra de Simón Bolívar. La aspiración nuestra y de la comunidad internacional ha de ser, que cuando caiga derrocado “el socialismo asesino y empobrecedor, hambreador” –así lo describe el mandatario argentino–, produzca también un efecto dominó que se lleve de paso al desastre inhumano que afecta a Cuba y a Nicaragua.

Para obtener tales resultados geopolíticos, la comunidad internacional debe mantener el cerco diplomático, aislamiento económico, comercial y tecnológico contra esos regímenes despóticos, que profundizan dramáticamente, día tras día, el sufrimiento de sus pueblos para favorecer el enriquecimiento y la corrupción de las élites y la burocracia estatal encabezadas por Raúl Castro, Nicolás Maduro y Daniel Ortega.

Figura destacada de la comunidad internacional latinoamericana denunciando el carácter dictatorial, fraudulento y antidemocrático del régimen de Maduro, ha sido el presidente dominicano Luis Abinader, quien acaba de conceder un respaldo valiente a Edmundo González Urrutia, reconociéndolo en el Palacio Nacional como el candidato presidencial más votado de la elección venezolana de julio pasado.

Abinader citó la larga historia de solidaridad que ha hermanado a demócratas venezolanos y dominicanos, al expresar que, “como herederos de una tradición democrática y en nombre del legado internacionalista de José Francisco Peña Gómez, reiteramos hoy nuestro compromiso con quienes en Venezuela luchan por el derecho a elegir libremente su destino”.

Coincido con el juicio externado por el gobernante, quien considera que la democracia es más que un sistema político. “Es un pacto sagrado entre gobernantes y gobernados, un acuerdo basado en la confianza y el respeto”.

Ante la ausencia del aludido pacto, es evidente que el régimen de Maduro carece de la legitimidad proveniente de las urnas, de un mandato legal y de la aceptación y reconocimiento del pueblo venezolano, así como de la comunidad internacional.

Podemos vociferar, junto a Javier Milei: “!!Viva la libertad, carajo!!

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