Catarata: mitos y verdades sobre una cirugía que transforma vidas

Cada vez más eligen la cirugía de catarata para disfrutar su edad de oro de forma activa y plena.

Hoy los dominicanos, dentro y fuera del país, no solo aspiran a vivir más años, sino a hacerlo con autonomía, vitalidad y calidad de vida. La visión es una parte esencial de ese propósito. Sin embargo, aún persiste la idea de que perder la vista es un destino inevitable, cuando la medicina moderna ha demostrado que no lo es.

Durante décadas, inquietudes como: ¿me dolerá?, ¿es peligrosa?, ¿volveré a ver bien?, ¿podré trabajar de nuevo?, ¿me puedo quedar ciego? retrasaron el acceso a la cirugía de catarata. Pero esos temores ya no tienen sustento. La innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas técnicas han transformado esta intervención en una de las más seguras y exitosas de la medicina moderna.

En pocas palabras: con tecnología avanzada y en manos expertas, la cirugía de catarata deja de ser una amenaza y se convierte en una esperanza real.

El dolor ya no es un obstáculo

Uno de los mayores miedos ha sido pensar que la cirugía de catarata “duele mucho”. La realidad es otra. Gracias a los procedimientos modernos disponibles en la Unidad de Oftalmología y Catarata (UOC), se realiza con anestesia local asistida, lo que garantiza confort y tranquilidad al paciente. Además, se utilizan equipos de última generación que permiten un procedimiento ambulatorio, sin molestias. En cuestión de horas, la mayoría de los pacientes regresa a casa con una visión más clara y la ilusión de retomar su vida cotidiana.

Seguridad comprobada

Otro de los temores comunes es creer que la cirugía es riesgosa. La evidencia científica confirma lo contrario: hoy se considera una de las intervenciones más seguras de toda la medicina, con índices de satisfacción que superan el 98%. En la UOC esto se comprueba a diario: los riesgos habituales son mínimos y se mantienen bajo control gracias al seguimiento especializado.

Recuperación rápida

No se necesitan meses para recuperarse. La mayoría de los pacientes experimenta mejoras visuales al día siguiente; pueden leer, trabajar e incluso conducir en poco tiempo. El equipo de la UOC acompaña este proceso con un plan de seguimiento claro y recomendaciones sencillas: evitar frotarse los ojos, maquillarse o nadar durante los primeros días, y luego retomar gradualmente la rutina.

La catarata no regresa

Es común creer que la catarata “vuelve” después de la cirugía. Esto no es cierto. Una vez extraído el cristalino opacificado y colocado el lente intraocular, la catarata no reaparece. En algunos casos, la cápsula que envuelve el lente puede opacificarse con el tiempo, pero no significa que la catarata regresó. Se trata de una condición que se corrige fácilmente con un procedimiento láser ambulatorio, sin necesidad de nueva cirugía.

El costo de esperar

Todavía se piensa que la cirugía solo debe hacerse cuando la catarata está muy avanzada. Tampoco es necesario esperar a que “madure”. Al contrario, postergar la cirugía implica más riesgos que beneficios: limita actividades cotidianas como leer, cocinar o disfrutar del paisaje, aumenta el riesgo de caídas y accidentes, y genera inseguridad emocional. La cirugía temprana no es un exceso, es una manera de preservar la autonomía y la calidad de vida. Cuando la visión empieza a interferir en lo cotidiano, lo que está en juego ya no es solo ver bien… es el bienestar.

En la UOC se sostiene la convicción de que envejecer no debe ser sinónimo de resignarse a ver menos. Cada cirugía representa una oportunidad de devolver claridad, abrir un nuevo ciclo de vida activa y plena, y mantener la autonomía que toda persona merece.