Volver a las clases: salud mental

Volver a las clases: salud mental

José Miguel Gómez

La escuela es un espacio de factor protector para la salud mental

El confinamiento, el encierro prolongado, la ausencia de contacto físico con la escuela y los amigos, la falta de socialización y deportes, provocó alteraciones psicológicas, emocionales y conductuales en niños y adolescentes.

Los padres pudieron notar cómo se alteró el sueño en sus hijos, la irritabilidad, el nerviosismo, el comer por ansiedad, la tristeza, el desánimo y la apatía, también aumentaron, traduciendo todo esto en: depresión, trastorno de ansiedad, ataque de pánico, obesidad, trastorno de conducta, temor, miedo, pensamiento suicida y desafío a la autoridad dentro del sistema familiar.

Las clases virtuales, había que empezarlas, pero muchos niños no lograron la concentración, la atención y el interés por mucho tiempo. Se distraen fácilmente, se paran varias veces al baño, la nevera, a jugar con perrito, a chatear y todo esto, tenía un impacto directo en su educación, en el conocimiento y bajo desempeño escolar.

Es evidente que la covid-19, ha dejado daños incalculables en el sistema educativo, en la salud mental de niños y adolescentes, en sus experiencias, sus emociones y sus frustraciones. Los resultados están ahí, se pueden medir, identificarlos con los padres, con los facilitadores y diferentes mediciones que se han publicado en todo el mundo, sobre el impacto de la pandemia en el sistema escolar y la salud mental de los estudiantes.

Volver lo más pronto a la presencialidad en la escuela. Que los niños y adolescentes, universitarios puedan volver a la educación viva, de contacto humano, de la interacción con el maestro, los amigos, con el recreo, el deporte, el día a día.

Esa presencialidad es urgente, para mejorar la salud mental de los niños; la presencia en la escuela favorece el desarrollo integral, la autoestima, el estado de ánimo, le genera alegría, entusiasmo, compañerismo etcétera, y todo esto recibe el nombre de actitudes emocionales positivas.

Para lograr el desarrollo cognitivo, la atención, concentración, memoria, habilidades y destrezas de las funciones superiores del cerebro, tiene que ser en un aprendizaje participativo, integral, presencial, competitivo, entusiasta y dinámico.

Hay que volver a la escuela urgente para que los niños puedan socializar, hablar sus miedos, frustraciones, desesperanza y temores, con sus maestros y amigos. Para los maestros, es más saludable encontrarse con sus compañeros y alumnos, reforzar el sentido de utilidad y de vida, que estar en sus casas;
La escuela es un espacio de factor protector para la salud mental, para el aprendizaje integral, los valores, la espiritualidad y la identidad de una persona.

Cientos de niños en toda Latinoamérica se alimentan en la escuela, se fortalecen en su autoestima, el autocuidado, y desarrollan las habilidades y potencialidades para el presente y el futuro.

La escuela debe activarse, abrir, por el bien de los niños y los profesores. El confinamiento ha dañado su salud mental; son muchos los maestros que han tenido depresión, ansiedad, conflictos de pareja, divorcios, duelos, soledad, nerviosismo y desesperanza. Volver a su escuela le ayuda a sentirse valorados, útil, necesarios y multiplicadores de las “sombras de actividad” las conexiones fascinantes que se logran con la lectura y nuestro cerebro.

Urgente volver a las clases de presencialidad por la salud mental de los niños y de los maestros. La escuela, repito, es un factor protector, de salud mental; de aprendizaje y de socialización donde se desarrollan las habilidades y destrezas para la vida. Prolongar la apertura de la docencia, representa mayor desesperanza, desánimo y frustración para los niños y adolescentes.

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