Informe especial
Aniversario de la universidad primada
Mediante la Bula In Apostolatus Culmine, expedida en Roma el 28 de octubre de 1538, Su Santidad el Papa Pablo III elevó a la categoría de Universidad el Estudio General Santo Tomás de Aquino que regenteaban los religiosos dominicos del Real Convento de La Española, bautizándola con el nombre de Universidad de Santo Domingo (Universitas Santo Dominici).
Se trataba del primer establecimiento de educación superior fundado en el Nuevo Mundo. Le siguieron las Universidades de San Marcos de Lima y México, fundadas ambas en 1551, la primera por Real Cédula del Emperador Carlos V, confirmada por su Santidad Pío V por Breve Exposición Novis Niper, promulgado en Roma el 25 de julio de 1571. En tanto que la segunda lo fue por Cédula Real del Príncipe Felipe, fechada en Toro, España, el 21 de septiembre de 1551 y confirmada por Su Santidad el Papa Clemente VI por intercesión de la Bula Ex Supernae Dispositionis Arbitrio, del 7 de octubre de 1595.
Esas fundaciones de universidades se llevaron a cabo cuando en Europa no había sino 16 universidades y ninguna en lo que hoy constituyen los Estados Unidos de Norte América. Vale la pena apuntar que en la época en que fue fundada la célebre Universidad de Harvard, a principios del Siglo XVII, la América española contaba con 13 universidades que llegaron a 31 a principios de las guerras de independencia.
Ocurrió que el original de la Bula fundacional de la Universidad de Santo Domingo se perdió cuando la tripulación de los buques del Corsario inglés Francis Drake incendió la biblioteca y los archivos del Real Convento de los Dominicos de La Española, sede de la Universidad Primada, destruyéndose en ese siniestro miles de valiosos documentos históricos.
Cuando el emperador Napoleón Bonaparte ordenó el traslado de los tomos de las Bulas del Archivo Vaticano hacia Roma, se extraviaron varios tomos, entre ellos, el tomo en que se hallaba la copia directa y primigenia del documento fundacional de la Universidad Primada, la Bula In Apostolatus Culmine. Y no fue hasta principios de los año 50 del pasado Siglo 20, gracias a los trabajos de investigación llevados a cabo por el historiador dominico de la Universidad de Salamanca, Presbítero Vicente Beltrán de Heredia y por el historiador dominicano César Herrera.
El primero encontró en el Archivo Vaticano, en el Inventario de Bulas Perpetuas de Pablo III, la partida o registro correspondiente a la Bula In Apostolatus Culmine y la suplicatoria (solicitud) de los dominicos para obtener la Bula erectora que elevaba a la categoría de Universidad su Estudio General, prueba irrefutable de que la misma había sido aprobada y despachada por Su Santidad Pablo III.
El segundo, localizó en el Archivo General de Indias la copia legalizada más antigua de la referida Bula “con su sello de plomo pendiente de sus hilos de seda cadarzo y amarilla con ciertas firmas”. Esos hallazgos debieron poner punto final a la controversia entre las universidades de Santo Domingo, Lima y México por la primacía fundacional universitarias de América. Pero, como veremos más adelante, no fue así.
Con la llegada al trono de Felipe II empieza a cundir el espíritu centralista, que da lugar a una mayor intervención del Consejo de Indias en la vida universitaria; pero esto no había ocurrido en el reinado anterior y no hay por qué aplicar a Indias lo que todavía no se había establecido en España. Tampoco se puede pensar que los dominicos ocultaron la tramitación de la Bula. Si no solicitaron primeramente la licencia del emperador, aparte de ser tradicional en la Orden de recurrir primero a los superiores religiosos, luego a la Santa Sede y por último a la autoridad civil, tenían delante de los ojos la experiencia de los infructuosos intento de Fuenleal y Gorjón, que hasta entonces no habían conseguido la facultad para erigir el Estudio que habían solicitado”
Encontrada la solicitud y el registro de la aprobación y despacho de la Bula In Apostolatus Culmine, tenemos un antecedente y un consiguiente irrebatible acerca de la historicidad y autenticidad de la misma. Gracias a los trabajos de investigación del español Vicente Beltrán de Heredia y del dominicano César Herrera, está fuera de dudas el hecho de que la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo fuera la primera universidad fundada en el Nuevo Mundo. Y que la Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima fuera la primera universidad erigida por un monarca español en una de sus colonias americanas.
Después de más de tres siglos formando juventudes y expidiendo títulos reconocidos tanto en Europa como en América, por efectos de la puesta en vigencia del Tratado de Basilea, la Universidad Primada languideció, volviendo a resurgir de sus cenizas como institución laica bajo el rectorado del doctor José Núñez de Cáceres, luego de ser reinstalado el dominio español en la isla. Por obra de la dominación haitiana, los estudiantes de la Universidad Primada abandonaron las aulas por lo que las puertas de la vieja institución volvieron a cerrarse. El 16 de junio de 1859, el presidente Pedro Santana promulga la Ley que restablece la Universidad de Santo Domingo pero, dicho Edicto no surtió ningún efecto. La Universidad Primada de América permaneció cerrada. Finalizada la Guerra de Restauración, gracias a las iniciativas de don José Gabriel García y de don Emiliano Tejera se estableció un Instituto Profesional en la ciudad de Santo Domingo. En 1914, por Decreto del Gobierno del presidente José Ramón Báez se declara el Instituto Profesional oficialmente transformado y constituido en Universidad de Santo Domingo, y como tal, no sin grandes tropiezos, la Universidad Primada de América ha continuado abierta hasta el presente.
Hoy, con una población de más de 185 mil estudiantes atendidos por 2 mil 636 catedráticos y presente en 21 de las 31 provincias que tiene el país, la Universidad Autónoma de Santo Domingo dispone de una oferta curricular amplísima: 113 carreras de grado; 43 programas de especialidad; 62 de maestrías y 11 de doctorados. Y para orgullo nuestro, la UASD ocupa, según el ranking de la Web Matric, un lugar en el primer quartil entre 20 mil universidades de todo el mundo, y el primer lugar entre las instituciones dominicanas de educación superior.
¿Qué tiene que ver la UASD de avanzada de hoy con la Vieja Universidad dominica fundada aquí a mediados del siglo XVI? Más de lo que cualquiera pueda imaginarse. Como muestra de que es así, invitamos a nuestros amables lectores a asistir a las misas que todos los miércoles se celebran a las 9AM en uno de los salones de la Biblioteca Universitaria Pedro Mir; a observar el ordenamiento de sus unidades académica, y a examinar con detenimiento el protocolo por el cual se rigen las ceremonias de graduación que se llevan a cabo en esa Alta Casa de Estudio, tanto en su campus de Santo Domingo como en sus extensiones regionales.