La madre de Rosaura Almonte Hernández, joven embarazada y con leucemia conocida en la prensa como Esperancita , defendió hoy los cambios introducidos al Código Penal en relación a la despenalización del aborto en casos especiales tras afirmar que la pasada legislación sobre esta materia en el anterior Código Penal mató a su hija.
«Quiero justicia por el caso de mi hija, Rosaura Almonte Hernández (Esperancita). El mundo tiene que saber qué pasó con mi hija. El anterior código penal mató a mi única hija, lo único que tenía, por eso había que cambiarlo», afirmó hoy Rosa Hernández.
Se recuerda que Esperancita sufría leucemia pero no recibió el tratamiento debido a que estaba embarazada y el centro médico donde estaba ingresada se negó a practicarle un aborto, pese a que el producto era inviable dada su condición de salud.
Hoy, el caso ha vuelto a la palestra público cuando su madre Rosa se preguntó en una rueda de prensa: «¿Quién sabe las mujeres, y las niñas y adolescentes que han dejado morir por ese código penal?, tras lo cual prometió: «Yo no voy a permitir que otras madres y mujeres pasen por lo que yo estoy pasando».
A continuación la declaración completa, presentada hoy en rueda de prensa.
Declaración de Rosa Hernández, mamá de Rosaura Almonte (“Esperancita”)
Quiero justicia por el caso de mi hija, Rosaura Almonte Hernández (Esperancita). El mundo tiene que saber qué pasó con mi hija. El anterior código penal mató a mi única hija, lo único que tenía, por eso había que cambiarlo. Por ese código penal los médicos destruyeron a mi hija y me destruyeron a mí. A nadie le importó nunca la vida de mi niña, solo les importaba ese embarazo que estaba enfermo, igual que mi hija. Ese embarazo apenas tenía tres semanas de gestación, pero para todos era más importante que mi niña, que era linda y fuerte y tenía tantos deseos de vivir.
¿Quién sabe las mujeres, y las niñas y adolescentes que han dejado morir por ese código penal? Yo no voy a permitir que otras madres y mujeres pasen por lo que yo estoy pasando. Todos mis sueños y mi vida se fueron con mi hija que iba a tener 19 años el pasado 2 de abril, pero ya no está. No voy a descansar hasta que se haga justicia. Cada día me doy cuenta para quién es la justicia en mi país. Claro, mi hija no era hija de un alto funcionario del Estado ni de un narcotraficante perdido en dinero. Era simplemente hija de una pobre maestra de pocos recursos, de una familia humilde que ni al Estado ni al personal médico, debido a esa ley, le importaba. Porque aquí un maestro es nada.
El caso de mi hija sigue estando bajo investigación ante la Fiscalía del Distrito Nacional, yo le pido a la justicia dominicana que no me falle. Igualmente le pido al Tribunal Constitucional que no eche para atrás la ley que despenaliza el aborto, para que ninguna otra niña o mujer muera y ninguna madre tenga que pasar por lo que yo pasé.
Rosa Hernández.
Santo Domingo, Mayo 5 de 2015