ORLANDO, Florida, EE.UU.- Un hombre con un fusil de asalto y una pistola tomó rehenes y disparó a mansalva en un abarrotado club nocturno de Orlando, matando a unas 50 personas e hiriendo a 53 antes de ser abatido fatalmente por comandos policiales, informó el alcalde de la ciudad ayer.
Es el más mortífero ataque a tiros en la historia de Estados Unidos. “Hay sangre por doquier”, expresó el alcalde Buddy Dyer en conferencia de prensa. Poco antes, el representante Alan Grayson identificó al agresor como Omar Mateen de Port St. Lucie, Florida, con base en lo que le dijeron fuentes policiales.
El jefe policial John Mina dijo que el atacante también portaba algún tipo de “artefacto sospechoso”. Explicó que el individuo se entabló en una balacera con un policía que estaba dentro del club a eso de las 2 de la madrugada y luego se adentró y tomó rehenes. A eso de las 5 de la mañana las autoridades despacharon un equipo SWAT para rescatar a los rehenes y el agresor murió en una balacera con esos agentes.
Una mujer, Mina Justice, estaba afuera del club la mañana de ayer tratando de encontrar a su hijo Eddie, de 30 años de edad, quien le había enviado un mensaje de texto narrando lo que sucedía e implorándole que llamara a la policía. Le dijo a ella que se había encerrado en un baño con otras personas y que luego escribió “Ahí viene”.
Justice afirmó: “El último mensaje que escribió fue: `Nos tiene acorralados, está aquí adentro con nosotros’. Esa fue la última comunicación”.
Jackie Smith, quien estaba dentro del club, dijo que dos amigos suyos, que estaban a su lado, fueron impactados por las balas. “Llegó un tipo y empezó a disparar a todo el mundo. Tenía un fusil automático, así que no había forma de pararlo. Lo único que pude hacer es huir de allí”, dijo Smith.
Familias y amigos de las víctimas, muchos sollozando, se aglomeraron frente al hospital para tratar de averiguar si sus seres queridos estaban entre muertos.