Transportados por la lluvia y el viento viaja una miríada de virus y bacterias, de agentes patógenos incubados en la basura acumulada en la Capital y sus municipios, que al mezclarse y descomponerse con las lluvias y elevadas temperaturas generan nuevos gérmenes en continua mutación y multiplicación, llenando de pacientes clínicas y hospitales y que a muchos conduce a la tumba.
Un desastre sanitario con un alto precio humano, ambiental y económico que mantiene en alta vulnerabilidad a 3.7 millones de personas, sin que las alcaldías detengan su origen: la acumulación e inadecuado manejo de desechos.
Son graves las secuelas del cúmulo de desechos, los que con los cambios en la producción y en los hábitos de consumo dejaron de ser 80% orgánicos, eran menos inocuos y hasta servían para engordar cerdos. Su composición varió, contienen una gran concentración de sustancias tóxicas, metales, mercurio, litio, cadmio, diversos agentes cancerígenos acumulados en vertederos improvisados a cada paso.