Frei Betto, cura brasileño y abanderado de la Teología de la Liberación, dictó en el año 2014 una interesante charla acerca de la post-modernidad, en la Ciudad del Saber, en Panamá. Más recientemente, el 26 de abril de 2017, el intelectual religioso pronunció una conferencia en el teatro Guaso de Guantánamo, en Cuba, llamada: El futuro será lo que sembremos hoy. En esta última intervención se actualiza la disertación panameña. Dada la trascendencia de lo tratado, intentaré resumir la primera parte de la intervención del conocido ideólogo político religioso.
Nos recuerda el charlista que el período medieval duró un milenio, extendiéndose desde el siglo V hasta el XV. Su paradigma fue el catolicismo, siendo el Papa quien designaba los reyes y príncipes, al tiempo que imponía la concepción teológica de la naturaleza. En el medioevo se obligaba a creer que la tierra era el centro del universo, asiento primario del creador, y que, por lo tanto, el sol y los demás planetas giraban alrededor de aquella. La edad moderna arranca con el renacimiento, destacándose figuras simbólicas como lo fueron Copérnico, Miguel de Cervantes Saavedra, Erasmo de Rotterdam, Galileo Galilei, Isaac Newton y René Descartes, entre otros. El paradigma del modernismo es la razón, a la cual le acompañan la ciencia y la tecnología. El martirio de Galileo en la postrimería medieval consistió en poner los pies hacia el sol y los ojos hacia los demás integrantes del sistema incluido el globo terráqueo. Tomando como referente al educador popular Paulo Freire nos recuerda que la cabeza piensa donde pisan los pies. Explica nuestro ilustre disertante que el modernismo anunció el fin de las enfermedades y de las guerras pero fracasó ya que la mitad de los 7,200 millones de seres humanos que habitan la tierra “no tienen garantizados sus derechos animales, que es comer, educar la cría, abrigarse del frío y la intemperie, y para quienes es un lujo hablar de derechos humanos”.
La Postmodernidad empieza con la caída del muro de Berlín en 1989 teniendo entre sus apologistas al nipón americano Francis Fukuyama, que anunció el fin de la historia y por ende la eternización del consumismo. Ahora domina la ecuación: mercancía- ser humano-mercancía. Explica Frei Betto: <<La marca de la camisa de Betto viene por fuera para que tú mires que yo tengo valor porque estoy con la mercancía de valor, en otras palabras, si llego a tu casa a pie, yo tengo valor Z, si llego a tu casa, en el último modelo de Mercedes Benz, yo tengo valor A. Es la misma persona, pero la mercancía es la que decide mi valor como ser humano… Ante la pregunta de cuál será el paradigma de la postmodernidad, hay dos alternativas, una que no es fácil, que sería la globalización de la solidaridad… Por eso, cada uno de nosotros tiene que dar respuesta a la pregunta qué calidad de mundo quiero dejar a las futuras generaciones… Si tú dices “no me importan las futuras generaciones, yo quiero disfrutar mi vida y ya”, escogiste una opción egocéntrica, antiética, criminal y difícilmente serás una persona feliz, porque la felicidad solo existe para quien hace a los otros felices… Y está la otra alternativa, “yo voy a construir un mundo para todos”>>
Eternicemos el bello sueño de que un mundo mejor es posible.