Hasta ahora, Leonel Fernández tiene la llave para que el Congreso Nacional abra la puerta de la repostulación de Danilo Medina. Si la entrega a este último, con ella firmaría su rendición en la vieja y accidentada batalla que ambos han sostenido por más de una década, si no la entrega desde el punto de vista electoral, estaría firmando su muerte política. Lo paradójico de esta circunstancia, es que cualquiera que sea la decisión que tome no allana definitivamente el camino de Medina.
Leonel no ha sido capaz de leer correctamente que los resultados de los tres últimos pulsos sostenidos con Medina al interior del partido, en los cuales ha sido fulminantemente derrotado, son claros indicadores de que el grupo de este último está firmemente decidido a no dejarlo pasar, tanto por razones políticas como personales, que no le perdonan sus desplantes hacia Danilo y su grupo ni sus desvaríos de todo tipo y más aún, porque no les garantiza nada en términos de poder.
A veces, los errores de determinados líderes políticos son difícilmente explicables en clave política, más fácil es explicarlos en clave psicológica. Leonel cometió el irremediable error de cimentar su poder en el avasallamiento del contrario, concentrando de manera absoluta todo el poder. No se dio cuenta de que todo poder absoluto es corrupto y por naturaleza frágil y a eso llegó más que por fuerza de carácter, por miedo a la diversidad, por inseguridad.
Su obsesión por el poder le ha impedido ver la fortaleza y capacidad de su adversario directo: Danilo y también el generalizado rechazo que ha cosechado en un amplio espectro de actores políticos y sociales. Pero, la pugnacidad de la lucha entre ellos no sólo ha afectado a Leonel, sino, en parte, la cultura política del PLD y la forma en que el tema se zanjó en el Comité Político lo evidencia, como lo es también que altos miembros del esa instancia anteriormente “árbitros”, ahora coyunturalmente hacen causa común con el danilismo.
El Comité Político ni el danilismo pueden darse el lujo de que un significativo número de los congresistas leonelistas se nieguen a apoyar el proyecto de modificación de la Constitución aprobado por ese sanedrín, acostumbrado a que sus decisiones sean inapelables. Permitirlo, sería aceptar que la victoria de la mayoría del CP, al final se convierta en derrota.
Sin embargo, esa derrota no significa que automáticamente que Leonel sea candidato, pues la opción de Danilo sería plantear unas elecciones internas, donde el peso del dinero y del poder le allanaría el camino al delfín que eventualmente este unja. Hasta ahora, el escenario más factible es que será este último quien termine obteniendo su personal objetivo: la repostulación, pero eso tampoco significa que automáticamente obtendría la reelección, como piensan algunos.
Falta esperar el desenlace de la crisis que hasta ahora ha planteado el grupo de Leonel con su insólita intención de no acatar la voluntad del Comité Político. Pero, para éste la suerte está echada, cualquiera que sea el desenlace significará su coyuntural muerte electoral dentro del partido. Así se pagan los errores, que más que la política, los provoca la soberbia.