Es lamentable, pero la inexperiencia de presidente Medina en los escenarios internacionales lo ha conducido a hacer en la cumbre del CELAC una perorata indigna de su investidura y de su talento, que de seguro afectará su imagen y la del país en esta región y en gran parte del mundo. Ello así, porque para quienes conocemos este país esa perorata fue falaz y para los presentes en ese escenario huera e improcedente, por consiguiente lesiva para esta nación.
Con esa arenga asumió la monserga del nacionalismo ramplón de la nueva derecha política e ideológica dominicana hegemonizada por el PLD. Se desdijo de afirmaciones anteriormente hechas acerca del tema de la nacionalidad, entró en explicaciones y reafirmaciones sobre un derecho de este país a ser soberano que nadie, ni aquí ni allí ha cuestionado
Cómo negar que el racismo constituya uno de los peores lastres de la sociedad dominicana. Cómo ignorar que en las luchas religiosas en España se perseguían a moros y judíos por sus creencias y “sangres impuras”. A los negros e indios esclavizados en esta región por aquel país se les estigmatizaba por sus creencias y supuesta impureza de sus sangres. Durante la colonia, a los negros y mulatos se les obstaculizaba entrar al sacerdocio y que hoy, muchos refraneros y libros de textos tienen sesgos y afirmaciones racistas y que en programas radiales se escuchan expresiones ofensivamente prejuiciosas.
Cómo negar que nuestras autoridades toleran lugares de diversión donde se prohíbe la entrada a negros e incluso que allí por esa grosera forma de discriminación racial se han producido incidentes mortales? Somos una comunidad básicamente mulata y negra, pero esa circunstancia no elimina automáticamente la existencia del racismo. Solo el simplismo, la ignorancia y racismo mismo, permiten negar ese hecho.
Este país ayudó a Haití durante los aciagos día del terremoto, pero eso no necesariamente impide que a ciudadanos de ese país y dominicanos de origen haitiano se les violen sus derechos, que autobuses/prisión de migración apresen indiscriminadamente a personas supuestamente haitianas y que contra ellos se hayan cometido atropellos, muertes y quema de sus casas en varios lugares del país, hechos documentados, recibidos y validados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El presidente Medina habla de la existencia en país de un millón de haitianos y de ascendencia haitiana, pero los datos de su Gobierno establecen que son menos de la mitad. De esa población, el 81% de la mano de obra empleada en los sectores claves que producen riqueza para la exportación estudió en Haití y sólo un 8% aquí, el 84% resuelve por cuenta propias sus problemas de salud y esa mano de obra produce riqueza al país de mucho mayor cuantía que la que recibe. Tenemos millares de estudiantes haitianos en varias universidades, pero la aplastante mayoría estudian en universidades privadas, sólo un 7-8%, aproximadamente, lo hace en la UASD y pagan.
Quienes participaron en el referido evento conocen esos datos. En tal sentido, esa perorata, además de falaz y huera, es perjudicial porque acentúa nuestro aislamiento internacional ocasionado por la sentencia 168/13 del TC, por la cual seremos irremisiblemente condenados.