Cada vez que escucho ese pesimismo de las personas que nos rodean, esa desconfianza y negatividad sobre la sociedad en la que estamos viviendo y los políticos, me pregunto si es que: ¿hemos perdido la fe en la humanidad?
La realidad es que estamos viviendo tiempos muy difíciles, y no es aquí nada más, es en gran parte del mundo. Y cuando uno pierde la fe en la humanidad, pierde la esperanza en el progreso, saltan por los aires todas aquellas convicciones que nos llevaron a pensar en la bondad de las personas, y despertamos de un sueño, agradable, bonito, ideal,… pero que no es más que eso, un sueño. Porque desde que uno abre los ojos y mira a su alrededor, ve todo tipo de maldades, de barbaridades, de abuso de poder, de corrupción, de locuras con sus vidas y en el trato cotidiano con otros individuos.
Todo esto me ha llevado a pensar muchas veces qué será de nosotros y de nuestro mundo cuando causamos tantos problemas ecológicos, cuando nuestras ciencias matan animales, cuando nuestros desacuerdos generan guerras y cuando el dinero asesina personas; y eso me tiene preocupada. Porque no sé a dónde vamos a parar, y cada vez que dicen que el mundo se está acabando (antes era que se acababa en el 2000, luego que en el 2010, después que en el 2020 y ahora, supuestamente que en el 2033) en realidad lo que me provoca es cuestionarme si “el mundo” en el que están sucediendo todo este tipo de cosas nos merece?, pues un mundo en el que ya los niños juegan con la vida de otros, en el que nos estacionamos en segunda fila, usamos lugares de discapacitados, las personas roban hasta 3 pesos, existen traiciones e infidelidades, jugamos con la dignidad del otro y la vida humana pareciera ser tan desvalorada e insignificante para algunos, era un mundo que definitivamente no quería ver.
En cuanto a la fe en la política, en los políticos y en las instituciones del Estado, prefiero ni abundar, ya que es un tema delicado, polémico, y que ha estado afectando al país entero. Los políticos y las instituciones no logran dar los resultados que las personas esperamos, por eso es que se critican y se le pierden interés. El descontento ha generado un desarraigo político, menos identidad con los partidos, y una general pérdida de confianza en cada uno de ellos.
Pero no nos queda de otra que asumir una conciencia colectiva. Porque los pensamientos que generamos caen a una “alberca” de pensamientos colectivos, los cuales funcionan como alimento diario a la humanidad. “Por ejemplo, si pienso que el mundo es una basura, probablemente alguien más piense de misma manera y lo trate como tal, y al tratarlo como tal sus acciones tengan consecuencias perjudiciales para alguien más, pues aunque mucha gente todavía no lo entienda, efectivamente somos uno y estamos conectados”.

Debemos estar conscientes de que mientras exista una persona que desee cambiar el mundo esto sucederá, mientras una persona decida que el mundo de allá fuera no es lo suficientemente bueno y decida tener fe en la gente, en la sociedad y en todo lo que sucede, nuestro mundo como tal cambiará de dirección. Es importante que sostengamos a nuestras generaciones, pues somos el pilar de nuestra humanidad…

“No pierdas fe en la humanidad, tú y yo seamos el cambio que deseamos y el bien que anhelamos para nosotros y nuestras generaciones venideras”.