París. Catorce malformaciones de bebés concentradas en tres zonas de Francia en espacio de pocos años han hecho saltar la alarma de algunos especialistas, quienes sospechan que la contaminación pueda estar detrás, una hipótesis ya descartada por las autoridades sanitarias del país.
Este espinoso asunto, ampliamente divulgado en los medios franceses, comenzó con el aviso de la asociación Remera, que tiene un registro de los niños con malformaciones en la poblada región de Ródano-Alpes, en el este de Francia. Su directora, la epidemióloga Emmanuelle Amar, alertó de que siete bebés nacidos entre 2009 y 2014 en el departamento del Ain registraban malformaciones (como falta de mano o de antebrazo) sin que sus madres hubiesen adoptado actitudes de riesgo, como tomar drogas o beber alcohol.
Junto a este caso, se unieron otros dos, cuatro niños nacidos entre 2011 y 2013 en la ciudad de localidad, en la Bretaña francesa, y siete entre 2007 y 2008 en Mouzeil, en el departamento de Loira Atlántico, en el noroeste del país.
“La tasa de malformación en el Ain era 58 veces superior a la normal en Francia. Esta situación es inédita en el país. Afecta en total a tres departamentos”, denunció en una entrevista publicada hoy en “Le Parisien” Amar, para quien la contaminación atmosférica puede estar detrás de estos casos.
“Solo queda esa pista (la medioambiental), pero no está confirmada. Es una hipótesis. ¿Habría una sustancia utilizada en la agricultura capaz de impedir el crecimiento de un brazo de un bebé dentro del vientre de su madre? ¿Habrá sido mera casualidad? No lo sabemos”, agregó.
La epidemióloga, conocida por su labor en la alerta de malformaciones en la toma del medicamento antiepiléctico Depakine, lamentó la actitud de las autoridades sanitarias francesas y aseveró que este caso está “en vías de convertirse en un escándalo».
En un informe presentado el jueves, la agencia nacional de la Sanidad pública, Santé Publique France, apostilló que ningún factor medioambiental se ha revelado como posible causa. Asimismo, consideró que los siete casos del Ain “no suponen un exceso” en relación a la media nacional, mientras que sí reconoció “un exceso” en la Loire-Atlantique y Bretaña.