Bienvenida Polanco-Díaz
Freddy Bretón recibió el premio León Feria del Libro Dominicano 2020 por su novela ‘Los entresijos del viento’. El volumen ‘Entre la voz y el fuego’ del 2007 recoge toda su poesía publicada anteriormente.
En la segunda parte de este artículo sobre sus poemas destacamos algunos rasgos relevantes, como la porfiada metáfora del río, que se yergue poderosa y constante en nuestro cantor:/ ¿Les molesta que mi canto /baje un poco pedregoso? (…) /! ¡Qué caudal tan grandioso! / Perdónenme este lamento (…) /Este es mi tesoro secreto y preciado. /Espero nuevo caudal, /les prometo nuevo canto. /Fluvial. Primaveral. Inmenso.
En la Sudamérica de ‘’Naidí” (/La espesa selva reía /oyendo tus carcajadas) el río no es ya tan figurativo y el poeta, misionero en lejana tierra ajena, nos enternece ante una despedida: (..) /Siete años apenas. /Y así te prendiste de mi alma. /¿Y quién reparó en que el tiempo, /inexorable, pasaba?. (…) /Y temprano en la mañana /¡cuántas manitas se alzaron! /Pero las tuyas no estaban. /Y yo, arroyo subterráneo, /sentí que por dentro lloraba. /No sé si hubo brillo en mis ojos, /las palabras se ahogaron /yo, como el río, callaba. El mismo tema del adiós calando en el cantor se nos muestra profundo y oculto en ‘’Boceto para un adiós con hipérbole’’: / Yo sabía que eras agua que escurre aprisa /lágrima al fuego (…). /No pensé que volviera /mi voz a los desiertos, /mis labios a la nada.
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De rítmico garbo resulta en su sencillez la pieza de perfectos octosílabos ‘’Rosa’’: /Pequeña estaba la rosa. /Tranquila, dormida. Hermosa (…). La discreta prosopopeya fortalece el verso que se apoya, al modo del más clásico romance, en las penúltimas sílabas: /y en el jardín lucía /ingenua, pero graciosa. /A la voz de su perfume /acudían mariposas. /Hermosa estaba la rosa (…).
En ‘’Mariposa’’ (/Son de colores) realmente nos parece escuchar el ruido del cromado aleteo. Nuevamente disfrutamos de la exquisitez del ojo que capta la fragilidad silvestre y conoce el modo de transmitírnosla. Asimismo, nos sorprende y nos atrapa la breve historia de la que se vale el poeta, y su final sentencioso: /No es más hermosa /la mariposa /que cuando vuela.
Respecto a la bucólica rústica, es aquí espacio propicio para referirnos a ‘’Estratagema’’. Con un fondo de ficción bélica (/A la guerra fueron /blandiendo sus lanzas /todas las palmeras) Bretón nos regala una vez más el espectáculo en masa – “Cientos de hectáreas de palmas gigantes y tupidas”- de estas nobles plantas, un festín visual de la infancia que el autor señala más de una vez en sus anteriores notas autobiográficas.
Ya ‘En el palmar’ relato que inicia su reciente libro Boca de Pez se nos introdujo, con encantador lenguaje descriptivo, en los altos troncos grises de ‘’lagartos subiendo y bajando desayunando con los insectos todavía adormecidos’’; en las robustas hojas y los cogollos ‘’como enormes lanzas inclinadas hacia Oriente’’ y ‘’retozando la copa en el azul del cielo’’. Al igual que Cleto el protagonista, nuestro poeta se habrá acercado a las plantas tiernas ‘aprendices de gigante’.
Y serán estas últimas las goliats de ‘Estratagema’: /Grises las corazas /el pelo revuelto /de verdes incendios /recias amazonas /erguidas avanzan. /Gigantes valkirias /de sangre caliente /sobre él se abalanzan (…) /revientan las lanzas /de cada palmera /y en vez de la guerra /prodigan al hombre /colores y sombra /moviendo, airosas /regios abanicos /verdiamarillos.
‘’Girasol” es pura naturaleza hecha lira. Bellísima. Motivos con frecuencia favorecidos por Bretón, el sol y el fulgor ocupan una vez más el primer plano trascendiendo imágenes y tropos– ‘por cada rayo un sueño’- a partir de la resplandeciente flor amarilla. Desde la melódica aliteración inicial –/Gira, girasol /en el cuadrante infinito de tus rumbos (…) el poeta posiciona la propia subjetividad sobre el objeto inanimado personificándolo a partir del elogio: /No te desveles por saber /si el ecuador está cerca o está lejos; /ignora meridianos, disloca paralelos. De nuevo el atributo figurativo y la plasticidad del verso conjugados nos acercan a la famosa máxima modernista que demandaba del poeta no solo cantarle a la rosa (¡Hazla florecer!). Con el lirismo que le fue dado y del que todos participamos en mayor o menor grado he aquí que nuestro autor logra dar vibrante vida al girasol: /Que nadie te señale nortes. /Invéntate tus puntos cardinales. /Busca la luz y gira; (…). Prodiga claridades, /reparte a manos llenas / el oro de tus soles.
‘’Rector de sombras” y “Auriga’’ comparten la temática ecuestre a fin de connotar significados recónditos. La palabra pierde su representación inmediata para inquirir otras menos despejadas a través de lenguaje simbólico; en ambos -/Potros salvajes. /Látigo en alto /Carros de fuego.- la asonancia de la rima se desplaza eficaz, logrando magnífica musicalidad y fuerza. “Rector de sombras’’ nos remite al inevitable paso del tiempo con logrados tropos, paralelismos y juegos de palabras: /De las riendas te han quedado /cicatrices en las manos. /Ya no riges. /Ya tus potros –crin al viento /al impulso de la sangre /se han marchado. /Por tu mente los recuerdos /galopando –casco y piedras- /mandarín de edades muertas /-bridas rotas, sueños truncos- /son amargas las tinieblas (…) /Extiendes tu mano a tientas /y te lamen las tinieblas. /Ya no hay riendas. /Nada riges. /Sólo hay sombras.
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Una piececilla misteriosamente conmovedora es ‘’Espantapájaros’’-(/Náufrago entre olas verdes (…).-. Ante esta delicia de lenguaje imaginativo inserto en el conjunto de ‘Bandera de algún viento’ nos vale una disquisición especial. De excepcional cohesión interna, el poema es lo que verdaderamente podemos llamar obra de una sola pieza donde idea, forma, palabra y referente confluyen en un bloque de impresionante textura, un todo estructurado en torno al motivo más insignificante que podamos imaginar y, sin embargo, la creatividad que le es dada al poeta logra expandir el objeto de su arte sustrayéndonos hacia un significado paralelo infinitamente más hermoso y místico: /(…) por dentro la cruz que asoma /por las puntas de las manos /y van a tu pecho abierto /el fuego del sol de agosto /y las torrentes de mayo. /La herida de la intemperie /ya te brota en el costado (…) /Y así te carcome el tiempo /viviendo a brazo extendido /hasta que la última luz /anuncie que estás rendido.
De igual manera la exquisita composición ‘’Como serás mi Dios’’ enuncia, enmarcada en interrogación implícita, la experiencia personal ante la divinidad: /Cómo serás mi Dios /barrunto en la penumbra. /Cuánta la hermosura / del que hizo la belleza, /creador de la dulzura /que el fiel sentido encumbra; /aquél de quien fluyó /todo lo que embelesa (…). Como ministro católico de Jesucristo es comprensible que un número relevante del total de piezas liricas de Bretón aludan a la vida contemplativa. ‘’Voz clara’’ fue dedicado por el poeta a su maestro Rafael Felipe y Núñez.
Es un cántico de elevación espiritual sostenido por una maravillosa cohesión rítmica en tres estrofas. Creo que fue un regalo especial para alguien muy apreciado esta composición en endecasílabos, el más importante entre los versos de arte mayor propios de la poesía culta tradicional. De nuevo lo esplendoroso y el embeleso ante lo superior protagonizan el canto de rima consonante, ahora dirigido a exaltar la obra del veterano mentor: /Hermosas son, Señor, las melodías /que va tejiendo el hombre en su camino; /sombras, en verdad, de su destino; /amor que impregnara noches y días.
Bien sabemos que ni aún todo el esfuerzo resulta suficiente para desentrañar las más recónditas verdades del cantor-poeta pues solo a él pertenecen en su totalidad las emociones que en un momento dado han conmovido su interior. Como espectadores, apenas partícipes externos, solo nos es dado disfrutar del producto estético. “Árbol de la ribera’’ y ‘’Árbol podrido’’ tienen en común el leitmotiv, sin embargo, parecen contener causales ampliamente disímiles. En ‘’Voluta’’ (Ah, misterio magnético /apelación irrecusable / del ser a otro ser; /oh, irrenunciables encuentros, /vacío que a plenitud rebosa /lo suavemente dulce que potencia la vida.). Y en ‘’Monólogo’’ nos deja entrever el poeta sentidos muy posiblemente equívocos: /Pero insiste, corre /aunque sea lluvia invertida el polvo. /Tal vez pronto sientas que te falta tierra /y que hasta los huesos te cala el silencio. / ¿Será esto la muerte o quizá un sueño?… /Propiamente el vuelo.
La literatura en verso de nuestro autor no se escapa alguna vez de la vis cómica, ni del aire irónico característico de muchos lugares de su narrativa. Resultan buenos ejemplos ‘’De gustibus’’, ‘’Homo ciberneticus, o bien ‘’Domini canes’’ del segundo álbum editado.
Por último, transcribiré aquí integra ‘’Árbol de la ribera’’ una pieza francamente hermosa en su espléndida sencillez. En ella el artífice traza con esmero la justa metáfora y posibilita el encontrarnos cara a cara con la esencia del ser humano posicionado tras la palabra: con el hombre que a temprana edad decide dedicar su vida a un ideal más alto que él mismo; su procedencia rural, agreste y apacible a la vez; el retribuido apego ancestral; la lucha por mantenerse erguido; el conocimiento confeso que de los otros recibe día a día. En fin, la alegría, el riesgo, la carga… un canto universal que nos toca a cada uno. Creo con firmeza que lo alegórico de esta poesía –con su cadencia rítmica interna, y la gravedad del fondo expresada con tan encantadora simplicidad- atrapa de forma primorosa todo el sentido vital desparramado por la obra escrita –prosa, verso- de monseñor Freddy Bretón.
/Árbol de la ribera /que te aferras a las piedras /y vives quizá dormido. /Envidia me dan tus hojas /de verde sonriendo al viento /y tus raíces profundas /absorbiendo los cristales /fluyentes que canta el río. /Sabes de canto temprano: /trino de aves, /paso de hombres; /de la lluvia y del rocío. /De piedra rugosa o lisa /como labios, como alientos. /Tú sabes de muchas cosas, /guardián de los ríos míos. /El crepúsculo te llega /en alas de aves dormidas /fatigadas, peregrinas. /Cada atardecer retoñas /de garzas y resplandores /y una estrella lejanísima /te ve florecer en nidos. /Árbol de la ribera: /las puntas de tus raíces /hacen cosquillas al río /que quisiera detenerse /a juguetear contigo /o recostarse a tu sombra /huyendo de los estíos. /Entrégale tus aromas /tus hojas y tus quebrantos /pero si viene en crecida, /cuida te encuentre firme /no te espante su voz ronca. /Cuida no te halle dormido /árbol que llevo aquí dentro, /tan parecido a mí mismo.