Los hacedores de políticas económicas se han acostumbrado con los informes de ciertos organismos multilaterales muy elogiosos con los países que se comportan de acuerdo a sus directrices, desde el punto de vista macroeconómico, pero tienden a limitarse a ponderar el desempeño brillante de las últimas dos décadas, la resiliencia de la economía, pero se quedan en el corto plazo y quizás esos organismos por ello nunca han sido capaces de pronosticar crisis globales o regionales, sin embargo, llama la atención un reciente informe del Banco Mundial que realiza una radiografía de la economía dominicana y hace una serie de recomendaciones para garantizar la continuidad del crecimiento con equidad.
El estudio en cuestión: “Repensar la productividad para impulsar el crecimiento sin dejar a nadie atrás”. Un memorando económico para la RD, cuyo resumen ejecutivo fue puesto a circular el 4 de agosto de este año, tiene como premisa la siguiente hipótesis: “El modelo de crecimiento de la Republica Dominicana ha llevado a una expansión excepcional, pero está llegando a su límite debido al lento crecimiento de la productividad”.
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A juicio de los autores del trabajo el modelo de crecimiento se ha basado en la acumulación de factores más que en el crecimiento de la productividad. La formación de capital ha contribuido en promedio en el crecimiento del producto en 3.7 puntos porcentuales, el empleo (1.6 pp), calidad del capital humano (0.4 pp), pero el desempeño de la productividad, según el BM no ha aumentado al ritmo del ingreso per cápita y asocian al modelo de crecimiento con “un estancamiento salarial y significativas disparidades regionales”.
También consideran que: “El crecimiento de la productividad se ha visto obstaculizado por distorsiones de mercado, el inadecuado capital humano para atender las necesidades del sector empresarial, así como la ocurrencia de desastres naturales,,,,,,,”. Y no descartan que “las exenciones tributarias pueden haber contribuido al bajo crecimiento de la productividad a través de una asignación de recursos menos eficiente…”
La primera recomendación es, mediante una serie de políticas, mejorar el capital humano y es obvio que con turismo, zonas francas y exportaciones de productos con poco valor agregado no vamos a dar el salto al desarrollo, el cual en esta etapa de la 4ª Revolución Industrial requiere de industrias de alta tecnología y no contamos con los suficientes técnicos e ingenieros; aun más, podríamos ser líderes mundiales en “call center” pero no hay la cantidad demandada de jóvenes con dominio perfecto del inglés.
También recomiendan fomentar la competitividad y la innovación; harto difícil en una economía oligopólica en los principales sectores y con grandes grupos económicos propiedad de una docena de familias.
Otra recomendación importante, reducir las ineficiencias del gasto en la contratación pública (por ejemplo, limitar el uso de los procesos excepcionales).
Finalmente recomiendan desarrollar una estrategia de riesgo fiscal dirigida a reducir la incertidumbre presupuestaria y no podía faltar la adaptación y mitigación al cambio climático.
Si pretendemos crecer y dar el salto a un escenario de mayores exportaciones con alto valor agregado y mejores salarios, debemos asumir la mayoría de esas recomendaciones, especialmente la del capital humano o seguiremos con las políticas cíclicas de inyecciones de esteroides fiscales y monetarios que como hemos visto en los últimos tiempos su impacto es limitado, de corto plazo, y tienen otra cara de efectos negativos.