Recientes disposiciones gubernamentales constituyen buenas señales para enmarcarse en el Bien Común. Las designaciones de funcionarios perfilan mayor confianza e independencia partidaria y empresarial. La admisión de déficits por subsidios, anteriormente minimizados, puede conducir a una fiscalidad menos politizada y encubridora de realidades. Mas responsable ante amenazas que nos afectan.
Estas disposiciones pudieran incluso calificarse como mas efectivos dentro de propósitos políticos, incluyendo búsqueda de la reelección.
Encarar responsablemente problemas proporciona mas dividendos políticos que gobernar mediante espectáculos mediáticos y utilización complaciente de recursos inspirados en concepciones populistas.
Las experiencias lo demuestran. De nada valieron discursos defendiendo gastos corrientes para subsanar efectos inflacionarios del mal manejo de crisis bancaria (2004); ni abultar burocracia y subsidios, ni visitas sorpresas (2020). Ni programas del tipo “pagar para no pegar” para modificar Constitución.2012 que prohibía reelección.
Estas buenas señales emitidas auguran otras.
Aquí y ahora, requiérese encarar urgencias que penden sobre nuestra socioeconomía, inspirándose en satisfacer necesidades de producción y empleo dignos y estables, en medio del desconcertante clima internacional imperante, procurando autosuficiencia productiva en cantidad suficiente y precios asequibles.
Requiérese reorientar subsidios del consumo hacia la producción, subsidiando incrementos de intereses a productores afectados por política monetaria antinflacionaria contribuyendo a eliminar rezago agropecuario; sector de menor crecimiento, 3 a 15 veces mas lentamente, que el resto de economía.
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Requiérese detener la creciente informalidad laboral (58%), reformando tributación para simplificar procedimientos y reducir tasas.
Requiérese equilibrar fiscalidad para no seguirse endeudándonos y borrar la percepción de que se procuran déficits para gestionar prestamos connivenciados con el sector financiero.
Requiérese mejorar calidad del gasto, menos en partidas corrientes y mas inversión, recurriendo al ahorro para revestirse de autoridad moral y exigirlo en sectores críticos como transporte y energía.
Requiérese regular migraciones fronterizas, asumiendo posiciones proactivas, cooperadoras, con Haití; para superar degradación institucional y económica que nos presiona migratoriamente.
Requiérese mayor preocupación ambiental para más salubridad: procurando limpieza, preservando bosques para disponer agua. Y economizarla.
Y requiérese eliminar crispación política, pudiendo comenzarse a aplicar para rescatar la educación nacional.