El 20% de la población dominicana padece de algún trastorno psico-emocional. Una de cada cinco personas en algún momento de su vida necesitará asistencia en salud mental. De cada 10 personas que acuden a consulta médica general, seis presentan síntomas psicosomáticos que deben ser referidos a la consulta psiquiátrica o psicológica.
Millones de personas viven sin proyecto de vida, con ausencia de propósitos, o pobre desempeño laboral y social, y no saben que pueden estar padeciendo de depresión leve. Otros grupos padecen de trastorno de la personalidad, trastorno inadaptativo o disfuncionabilidad en la esfera emocional y social que por años le ha representado dificultad para lograr conectar y tener éxito o resultados en la vida.
En el mundo posmoderno han aumentado las adicciones a las compras, a la tecnología, drogas, juegos y comportamientos; el impacto en la salud mental ha sido desgarrador para familias, parejas y sociedad.
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Los problemas y trastorno en la salud mental son multifactoriales, o sea, tienen incidencia genética, psicológica, social y emocional. Además, los estresores psicosociales, los conflictos, las pérdidas, divorcios, insatisfacciones, crisis existenciales y el miedo a perder el control, son otros factores que impactan y producen daños en la salud mental.
La detección temprana de los síntomas, de las dificultades que no le permiten fluir, mantener la calma, el enfoque y la funcionalidad es una de las claves. Cuando una persona empieza a tener malas relaciones emocionales y afectiva, algo pasa, hay señales de que no va bien; si a todo esto le sumamos los cambio que alteran sus relaciones con las demás personas, pasando a comportarse como una persona irritable y mal humorada la mayor parte del tiempo, con actitud pleitista, desafiante o poco discriminativa o intolerante, es otro indicador a tomar en cuenta en la salud mental.
Lo mismo pasa en una familia o pareja donde alguien es violento, acosa, amenaza, insulta y adopta comportamiento de alto riesgo de forma recurrente, habla de una pareja riesgosa que nos hace vulnerable y nos expone a un peligro.
Como pueden valorar, los riesgos en la salud mental son más visibles y frecuentes de lo que las personas pueden pensar.
Una de las claves es la psicoeducación ciudadana, la sensibilidad y flexibilidad en aceptar o buscar la ayuda o dejarse acompañar por psicólogos y psiquiatra.
Otras de las consideraciones es aceptar la medicación, el acompañamiento en los procesos psicoterapéuticos por varios meses, hasta que las personas vivan su crecimiento, sus avances y nuevos resultados en su vida psicológica, emocional y espiritual.
En la vida hay que ser feliz, funcional, estable, equilibrado, de vida de buenos tratos y de cultura de paz.
La salud mental mide el bienestar social, físico, emocional y espiritual. Cada persona debe chequear su salud mental, proteger su vulnerabilidad, identificar su riesgo, auto cuidarse de forma responsable.
En la salud mental cuenta el automerecimiento, el autocuidado, la autocompasión, la autoestima y afectividad para proteger la vida y la felicidad.
Hoy en día se mide el bienestar social, la felicidad y los niveles de satisfacción. También la salud mental tiene sus indicadores de medición y de tratamiento oportuno, para proteger a las personas, a la familia y a la sociedad.