Soraya Lara de Mármol 
Soraya Lara de Mármol
Pregunta de la lectora: ¿Puedo ayudar a madurar a mis hijos?
Respuesta de la terapeuta: Madurar emocionalmente es un proceso que cursa toda la vida.
Durante la infancia y la adolescencia los padres son figuras de referencia para la regulación de las emociones, y el comportamiento, y la transmisión de valores y principios.
Los padres con autoridad bientratante acompañada de un repertorio de comportamientos y actitudes centrados en la autogestión de sus propias emociones, potencian la autonomía y la madurez de los hijos.
El modelo transgeneracional desarrollado por Murray Bowen plantea que la infancia, en la etapa preescolar, es el periodo más favorable para que los padres desarrollen en los hijos la capacidad de regular las emociones y el autocontrol.
Los padres maduros, promueven en sus hijos la confianza en sí mismos, en la autodeterminación y las capacidades para la autorregulación emocional; es decir, control de las conductas y las emociones. Les enseñan a gestionar su control interno.
Rodríguez y Martínez (2015), refieren que la regulación emocional es una habilidad que empieza en la niñez temprana, mediante un conjunto de procesos internos y externos dirigidos a mantener y modular la ocurrencia y la intensidad de las expresiones emocionales, así como la adaptación ante las demandas estresantes y experiencias de esa índole.
En la República Dominicana, el 64 % de los menores de edad son golpeados, por lo que urge desarrollar programas que contribuyan a formar a los padres en el buen trato, en la regulación de sus emociones y en comportamientos que faciliten el incremento de la madurez emocional, tanto en ellos y como en los hijos.
