Pregunta del lector: ¿Cómo puedo ser mejor padre?
Respuesta de la terapeuta: La parentalidad bientratante como le llaman Boris Cyrulnick, Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan, se refiere a crear un espacio y una narrativa afectiva en la que los hijos puedan crear el apego seguro en un contexto que también lo sea.
Respecto al espacio, los padres ofrecen experiencias nutridoras en contextos diferenciados. Los espacios afectivos conllevan mensajes gestuales, contactos corporales y caricias verbales. Los hijos aprenden a reciprocar al padre amoroso, protector y cuidador.
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La comunicación verbal y gestual se expresa tanto en el contexto público como en el íntimo (hogar). Los hijos aprenden el lenguaje de la reciprocidad. Sienten el ritual afectivo de aceptación y pertenencia. Hablamos de mostrar una relación exclusiva y ritualizada del afecto.
Los espacios para jugar con los hijos son una piedra angular para el desarrollo, así como vivencias gratificantes.
La estabilidad de la relación, la comunicación, la cercanía emocional y la ritualización de los afectos consolidan la preservación del vínculo. Los hijos se sienten seguros y protegidos, por lo que se reducen los riesgos del entorno. También contribuyen con la socialización para que sean buenas personas en un contexto social más amplio.
Los padres siempre deben estar accesibles, es decir, presentes y disponibles cuando los necesiten.
También es necesario que los padres gestionen sus propias emociones, el estrés y la ansiedad emocional y cognitiva para modelar ante los hijos cómo regularse cuando experimenten las suyas.
El amor, el apego, el cuidado, la protección son acciones y reacciones ritualizadas entre padres e hijos que consolidan el vínculo.