Donald Hall: Poesía y ambición

Donald Hall: Poesía y ambición

“Donde el poeta desaparece, el poema
comienza,
el poema solo pide
que el poeta se quite de en medio”.

Así canta el poeta Laureado de los Estados Unidos Donald Hall (1928-2018), autor de más de 50 libros, desde literatura infantil, memorias y ensayos. Editor del Paris Review, su poemario “El Dia Uno”, fue galardonado con el Premio Nacional del Libro y recibió en el 2010: La Medalla Nacional de Las Artes.

Encontré su ensayo: “Poesía y ambición”,en la Revista Amnios, del cual he seleccionado 22 reflexiones que me parecen indispensables para aprendices de poetas de hoy y siempre.

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1.-“No veo razón para empeñar la vida escribiendo poemas si el objetivo no es escribir buenos –grandes- poemas. Creo más práctico un proyecto ambicioso y que la poesía contemporánea se encuentra afectada por una inmensa pretensión.

2.-La gran mayoría de los poemas, en cualquier época, han sido mediocres o malos…Pienso que en parte erramos por nuestra falta de una verdadera ambición.

3.-Por eso podemos asegurar que solo unos pocos contemporáneos serán leídos dentro de cien años. Para escribir poemas que perduren hay que emprender el camino seguro de dos cosas: que es muy probable el fracaso y que si fracasamos nunca lo sabremos.

4.-Si tu meta en la vida es permanecer contento, no tener ambiciones es lo sensato. Sin embargo, si tu meta esta en escribir poemas, la única manera probable que tienes para hacer algo bueno es tratar de ser tan grande como el mejor.

5.-Para algunas personas parece ser suficiente ambición establecerse y ser reconocido como poeta, simplemente escribir y publicar. Publicar sustituye los méritos…Y qué? Muchos de esos poemas son leíbles, encantadores, divertidos, conmovedores, a veces hasta inteligentes. Sin embargo suelen ser de clase inferior, se parecen unos a otros, son anecdóticos, no se superan a sí mismos, no dicen grandes cosas, solo relacionan pequeñas cosas.

6.-Los poemas ambiciosos requieren por lo general una cierta extensión para alcanzar magnitud; no hace falta mencionar monumentos como “Los Cuentos de Canterbury”; “Paraiso Perdido”;”El preludio”; “Epitalamio”, “Lycidass” y “Oda: Intimaciones de Inmortalidad”, todos suficientemente extensos. Y no hablemos de un poeta como Yeats que realizaba magnificos sistems con pequeñas piezas.

7.-Cuando Shakespeare calificó de “Ambicioso” a Macbeth, podríamos decir que el término es “sobre-ambicioso. Milton define la “ambición” para la inescrupulosa sobreestima de Satán. La palabra se refiere a un pecado capital conocido como “soberbia”.

8.-Milton y Shakespeare, al igual que Homero, reconocieron que la aspiración puede encontrar palabras que vivan para siempre, pero la ambición se basta, es autosuficiente. Según los diccionarios, ambición se define como un “ávido deseo de honor”.

9.-Hasta Milton, quien estuvo dispuesto a “despreciar placeres y vivir días laboriosos”, el trabajo intenso no se inscribe en la definición y la fama se define como “ debilidad de los nobles espíritus”.

10.-En los años 80, después del siglo de fácil impresión, del aumento de lectores y lectura mediocres, y la disminución de lectores y literatos verdaderamente preparados; después de la pérdida de la tradición y del sentido histórico, después que la televisión ha devenido madre de todos nosotros, hemos sido testigo de la degradación de la fama, usándola ya como Andy Warhol la usó, como una simple repetición de imágenes. Tenemos una cultura de gente que es famosa simplemente por serlo.

11.-La verdadera ambición del poeta busca la fama en el antiguo sentido: hacer que las palabras vivan para siempre. El caso más mezquino es un monstruoso narcisismo que se desgasta a sí mismo en pequeñas contiendas, midiendo sus victorias en cantidad de publicaciones; por pequeños logros, como ser el mejor poeta del taller, ser publicado por Knopf, obtener el Pulitzer o el Nobel.

12.-A los 20 el poeta norteamericano se encuentra azotado por una ambición fatal. A los 16 leen a Whitman y Homero y desean ser inmortales. Desgraciadamente a los 24 el mismo poeta solo aspira a eatar en las páginas del New Yorker.

13.-En el estado de pequeño narcisismo, el poeta mantiene un mal verso, una palabra o imagen inferior porque “así es como es, así fue como nació”. En esta etapa el torpe y pequeño ego del autor toma preponderancia sobre el arte. Un poema liberado de la precaria función de ser apéndice del ego, tiene la posibilidad de elevare hacia el cielo y devenir estrella permanente.

14.-Desgraciadamente, cuando el poeta prueba un poco de fama, de elogios, olvida su deber con el arte poético y vuelve a servir nuevamente a la mezquindades de su individualidad.

15.-Solo cuando el poema está completamente fuera de alcance de las mezquindades del ego, solo cuando su estructura interna sirve en su totalidad a los propósitos artísticos, puede develar y generar revelaciones.

16.-El cambio hacia la sabiduría, hacia la conjunción orgánica del mundo a veces abandona la poesía como si fuese una frivolidad. A estos profetas de la revelación abstracta no podemos seguirlos al conocimiento posterior de sus encarnaciones primeras. Yeats conoció su apetito por lo invisible, tentación de muchos, pero conservó su compostura y aunque encontró una visión, prosiguió escribiendo libros.

17.-Es esencial para los poetas leer y releer a los grandes. Es verdad que muchos poetas carecen de respeto hacia el aprendizaje. Keats dejó la escuela a los 15 años, pero tradujo la Eneida como exigencia de su estudios en italiano sobre Dante y diariamente se sentaba a los pies de Shakespeare y Milton.

18.-Shakespeare, en su relativa ignorancia de las lenguas clásicas, había aprendido más gramática y literatura en su escuela de gramática de Stratford que lo que podemos aprender en 20 años de actividad escolar. Whitman leía y se instruía a si mismo con vigor. Eliot y Pound continuaron sus estudios después de haber vencido lo estipulado.

19.-Ni siquiera los jóvenes más talentosos conocen los sonidos y la sintaxis de su propia lengua. Esa lengua de nuestros ancestros nos brinda más que todos los clásicos del mundo.

20.-Somos la primera generación de poetas que no hemos estudiado latin; ni hemos leído a Dante en italiano. De ahí proceden nuestras flaquezas, una sintaxis sin elegancia y un vocabulario limitado. Es utilizar la búsqueda de paradigmas, leer la biografía y cartas de los poetas cuya obra amamos.

21.-Uno puede sentirse aturdido cuando la calidad se precipita proporcionalmente a la cantidad: metáforas muertas, ritmo chato, narcisista explotación del yo. No todos los poetas sobreproducen de acuerdo con su eminencia. Elzabeth Bishop nunca se excedió. Eliot solo escribió malas obras al final de su vida. No lo hizo William Carlos Williams, ni Pound.

22.-Horacio, cuando escribió el Ars Poética, recomendó a los poetas guardar los poemas en casa por lo menos diez años. No soltarlos, no publicarlos hasta mantenerlos consigo alrededor de una década. Hoy se agradecería si la gente mantuviera sus poema en casa por lo menos 18 meses”, y puedan intercambiar con mentores, amigos, y críticos, personas con las cuales conversar, como hacían Ezra, Eliot y Williams. Porque la historia de la poesía es una historia de rivalidades, pero también de amistad no solo entre los grandes poetas muertos sino para los jóvenes de hoy”.

Porque:
“El poema está más cerca del poeta
cuando lamenta
que haya desparecido para siempre.
Cuando el poeta desaparece
El poema se vuelve visible”.

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