El dolor como proceso

El dolor como proceso

Samuel Luna

El dolor es una realidad que nos toca a todos, sin importar a qué clase social o etnia pertenece. Yo no he leído esto, pero la experiencia me afirma que existen varias manifestaciones del dolor que son parte de la naturaleza humana. Existe el dolor que se genera por una muerte de un familiar o amigo, el dolor de una herida en el cuerpo, el dolor de ver a un hijo o hija haciendo lo contrario de lo que uno soñaba para ellos, el dolor que produce ver a tu pueblo (país) sufriendo por causa del ejercicio de una mala política, el dolor de ser exiliado político y no poder volver a tu tierra, y el dolor de una depresión. Podemos seguir nombrando otras cosas que generan dolor, pero la realidad es que todos somos salpicados por el dolor.

A nosotros no nos gusta sentir dolor, lo esquivamos, lo ignoramos, corremos del dolor, y muchos creen que siendo parte de un círculo religioso o terapéutico podrán escapar del dolor. ¡No es así! Es parte de nosotros. Debemos saber que el dolor es sensorial y emocional. Muchas veces es necesario porque nos hace más sensibles, más solidarios y podemos identificarnos con los que están sufriendo y servir de apoyo.

Para el filósofo y poeta alemán, Nietzsche, el dolor es la vida en sí misma. También creía que el dolor no había que suprimirlo. Nietzsche tenía una idea del dolor que provenía de otros pensadores. Era muy extremista en ese tópico. También creía que no había que disminuir el dolor. Pero el dolor no es parte de nosotros según la cosmovisión judeocristiana, es resultado de la desobediencia del hombre hacia Dios.

Como dominicanos leemos y procesamos el dolor diferente a otras culturas. Cada cultura interpreta y manifiesta el dolor en diferentes maneras. El dolor puede verse en algunos círculos sociales como una manifestación de debilidad, en otros ambientes como una virtud, pero creo firmemente que debe existir una posición más objetiva y equilibrada. El dolor existe para recordarnos que somos humanos, que somos limitados, que somos parte de una comunidad y que solos no podemos vivir una vida plena. Es bueno sentir dolor por nuestro país, nos mueve a una acción. Es saludable sentir dolor por nuestros familiares, nos hace sentir que pertenecemos a una “tribu”. Es bueno sentir dolor corporal porque es una señal que debemos mejorar o sanar.

Vivimos en una cultura que promueve el placer virtual y presencial, creamos inconscientemente espacios para obviar el dolor. El punto es que hemos sido bombardeados por diferentes escuelas filosóficas y religiosas sobre el dolor, y esto nos afecta a nosotros. El pensamiento de Nietzsche promueve el dolor. Buda nos dice que: “… el dolor y la incomodidad existen en la vida de todos, pero que el sufrimiento es opcional…”. Lo de Buda suena muy filosófico, abstracto y difícil de procesar. Jesús acepta el dolor desde la fe, como algo que debe ser vencido. Esta perspectiva tiene más lógica; acepta el dolor pero debe ser vencido. No lo promueve, no lo soslaya, no genera una bifurcación entre dolor y sufrimiento. ¿Cuál es tú sociología, filosofía y teología del dolor?