(4/4)
La inflación es mundial, regional, pero también es nuestra. De las 34 naciones señaladas como las más avanzadas del planeta, en la mayoría hubo inflación que superó el 5%. En Europa registró un 8.1%, en América Latina alcanzó un 9%, en los Estados Unidos fue de un 8.6% y en República Dominicana un 9.5%, conforme a datos de mayo del 2022 del Banco Central. Hay países que ya muestran signos de una inflación extrema, como es el caso de Argentina, con un 60.7 por ciento.
El principal componente de la situación actual es que la inflación no es producto de un shock de demanda, sino de oferta, por lo que las medidas tradicionales para combatirla no tienen el efecto deseado en el corto plazo. Sin embargo, los Bancos Centrales activaron sus componentes con el aumento de las tasas de política monetaria para bajar la demanda y ver si se controla la inflación, el Banco Central de la República Dominicana ya ha aumentado 2% en la tasa de interés básica de enero a junio de 2022.
En la influencia de la política monetaria, la inflación de nuestro país se muestra en el incremento de precios denominados subyacentes, por no incluir aquellos bienes y servicios con fuerte volatilidad de precios o precios establecidos por influencia de decisiones administrativas. La inflación subyacente a mayo del 2022 fue 7.29%.
Le invitamos a leer: Valdez Albizu: «Las presiones inflacionarias han comenzado a ceder»
En el país se han tomado medidas de restricciones presupuestarias y subsidios focalizados para combatir la inflación, así como las correspondientes a políticas monetarias.
Debido a la grave y prolongada situación alimentaria mundial, tenemos una gran oportunidad para expandir, dramáticamente, la producción agropecuaria local, tanto para ser autosuficientes, como para exportar excedentes. Se necesitaría un aumento profundo en el apoyo del gobierno y en los préstamos de la banca privada.
Si la inflación se torna persistente, hay que tomar medidas más fuertes y de carácter estructural. No obstante, la crisis inflacionaria y el proceso de desglobalización han creado serios desafíos y una oportunidad histórica que debemos ser capaces de aprovechar adecuadamente, valiendo nuestra posición estratégica y empoderando a la sociedad para proporcionar la transformación necesaria de convertirla en un punto focal de una nueva cadena de suministros hacia la zona este de Estados Unidos con 120 millones de consumidores pudientes.
Hay que guardar las esperanzas de que la situación bélica y de geopolítica internacional se resuelva en el corto plazo, lo que contribuiría que los precios de las materias primas se estabilizaran y poder frenar la incertidumbre inflacionaria del panorama internacional.
De producirse una solución negociada al conflicto entre Rusia y Ucrania en el corto plazo, y apostando a que las sanciones se relajen o desaparezcan, la situación daría un giro trascendental, dado que se abrirían las rutas de los comercios y la energía se estabilizaría en el corto plazo; desacelerando de este modo el impacto de la inflación generalizada. Si bien la guerra no es el único componente que afecta la inflación, lo ha agravado.