A mi sobrino Siegfried Maruschke hijo 4/4
La coyuntura económica y la crisis energética que viven Europa y el mundo hace que todos los efectos y perspectivas sean bajas tanto para este año como para el 2023.
Una lección importante que se puede utilizar es la crisis de la libra esterlina, que debería servir a la eurozona de lección, dada la estrecha relación entre el valor de la deuda pública, los riesgos del sector financiero y el riesgo soberano, algo ocurrido durante la última crisis financiera (2007-2009) pero que parece haberse olvidado. Mientras la unión de la banca y del mercado de capitales de la eurozona no se materialice, muchas entidades financieras (no solo bancos) seguirán concentrando sus riesgos operativos y apoyando sus balances en deuda soberana de su país, olvidando que el funcionamiento de la deuda como un verdadero activo sin riesgo, no solo ha de ser pagadera, sino también presentar una baja volatilidad en su precio.
La estabilidad del euro no solo requiere que las entidades financieras diversifiquen geográficamente sus clientes, sino evitar, a la vez, una excesiva concentración de riesgo soberano en sus balances. Para ello resulta imprescindible la potenciación de activos sin riesgos de ámbito europeo, así como políticas fiscales prudentes. El enfrentamiento del Banco Central de Inglaterra con el Gobierno del Reino Unido nos enseña que la combinación de política fiscal y monetaria ha de ser consistente.
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La UE ha conseguido una cierta estabilidad en las últimas crisis, incluyendo el Brexit y la de COVID-19. Sin embargo, la invasión de Ucrania está exacerbando las tensiones internas, a medida que la inflación y las restricciones energéticas comienzan a pasar factura a la economía y a la ciudadanía.
Las subidas de tipos de interés generalizadas en todo el mundo, como medida indirecta para reducir la inflación, están anticipando una caída importante de la demanda europea y estadounidense, sumándose a la que ya apuntaba China. Precios, tipos de interés y tipos de cambio, unidos a otros riesgos geopolíticos externos, amenazan con generar tensiones en los mercados financieros y resucitar dentro de la UE viejas divisiones norte-sur que se suman a otras divergencias estratégicas, energéticas y políticas.
Tenemos la esperanza de que el conflicto Rusia-Ucrania, en fases preliminares de conversaciones de paz (el papa Francisco, en un hecho inédito, se ha ofrecido como mediador), pueda tener una solución que satisfaga las partes y por tanto, las discrepancias actuales no se profundicen, combinando responsabilidad y solidaridad a partes iguales.
La economía y geopolítica mundial este año 2022, han presentado a los estudiosos de esas disciplinas, ingentes esfuerzos para tratar de comprender y presentar una de las coyunturas más complejas de los últimos 50 años.
Un tema que entendemos preponderante y de gran importancia es el comportamiento del gigante asiático: China, pretendiendo dedicar la próxima serie de artículos por su impacto en la economía mundial.