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Control migratorio

¿Por qué cae la migración a Europa y EEUU? La mano dura de Trump y UE tiene la respuesta

En Estados Unidos, aunque no hay cifras de llegadas como tal, las detenciones en la frontera con México bajaron casi un 90 %

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En 2025 han bajado visiblemente las entradas irregulares de personas migrantes a EEUU y también, un año más, a la Unión Europea (UE), pero no porque las razones que les empujan a buscar una vida mejor hayan desaparecido, sino como resultado de políticas más restrictivas e incluso violentas hacia los migrantes que se han extendido a los países de tránsito.

De enero a noviembre de 2025, Frontex, la autoridad fronteriza comunitaria, registró 166.900 llegadas “ilegales” a la UE, lo que supone un 25 % menos que en el mismo periodo del año anterior.

En Estados Unidos, aunque no hay cifras de llegadas como tal, las detenciones en la frontera con México bajaron casi un 90 %: de 1,26 millones entre enero y octubre de 2024 a 158.849 en el mismo periodo de 2025, según datos de la autoridad fronteriza CBP.

“La migración está bajando por el efecto puro y duro de endurecimiento y securitización de las políticas migratorias”, explica a EFE la coordinadora en España de Médicos Sin Fronteras (MSF), Raquel González.

No es que el número de desplazamientos a nivel mundial haya bajado -de hecho, los números de ACNUR muestran un aumento-, y tampoco las causas para migrar: "2024 fue el año con el mayor número activo de conflictos (56) desde la Segunda Guerra Mundial", recuerda.

"¿Qué pasa? Que lo tienen muchísimo más difícil para llegar a Europa o a Estados Unidos", concluye González, por culpa del "efecto rebote de las políticas migratorias de securitización" y de que ahora mismo "hay muchísima mayor violencia" contra los migrantes.

No es que la gente no migre, sino que se queda más en otras zonas de sus países o en los vecinos.

¿Qué ha sucedido en EEUU desde la vuelta de Trump?

Tras la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca en enero, se "implementó una serie de regulaciones que, en la práctica, prohíben el acceso al asilo para quienes cruzan la frontera y dificultan que las personas permanezcan en el país, incluso buscando protección internacional", explica a EFE la investigadora sobre migrantes y refugiados en Human Rights Watch (HRW) Laurent Seibert.

"Además, la administración Trump presionó a otros gobiernos fuera de Estados Unidos para que bloqueen e impidan la migración irregular", prosigue.

Esto ha provocado "un efecto directo" en la cadena de migración, coincide González.

Los que son deportados contactan con los que vienen detrás en la ruta y lo que ha sucedido, por ejemplo, es que el flujo por la peligrosa selva del Darién, la montañosa frontera natural que separa Colombia y Panamá, "se cortó absolutamente" a principios de año.

¿En Europa también está pasando?

Sí, y no es nuevo. En 2015, la mayoría de personas que intentaban entrar a Europa lo hacían por Grecia, hasta que la UE firmó un pacto con Turquía, lo que aumentó las entradas por Italia vía Mediterráneo; luego fue por Marruecos y este año se ve lo mismo en la ruta Atlántica, que en 2024 vivió un incremento de llegadas.

Las llegadas en cayucos y embarcaciones desde países como Mauritania y Senegal se han desplomado casi un 60 %, con unas 12.900 en los primeros nueve meses del año ¿Cómo se explica? La respuesta no es única, pero en agosto HRW sacó un informe que da respuestas.

"Nuestro informe constata que, en este contexto de presión de la UE para bloquear a estos migrantes, las fuerzas de seguridad mauritanas han cometido graves violaciones de derechos humanos contra migrantes, solicitantes de asilo y otras personas", comenta Seibert.

En los últimos cinco años, han recabado pruebas de abusos, detenciones arbitrarias, condiciones de detención inhumanas (como la falta de alimentos), expulsiones colectivas o sumarias y acusaciones de discriminación racial.

"No creo que sea casualidad que la UE anunciara el año pasado una renovación de su asociación con Mauritania en materia de migración y aumentara su financiación. Por lo tanto, no creo que sea casualidad que las autoridades mauritanas estén reforzando sus controles de inmigración y fronterizos, y que hayan realizado más detenciones y expulsiones este año", argumenta la investigadora de HRW.

¿Son necesarias estas políticas?

Para contestarlo, González pone el ejemplo de España: en lo que va de año 31.472 migrantes han llegado de forma irregular a un país con casi 50 millones de personas, por lo que estas entradas son un 0,06 % de la población. "No puede suponer que esto se haga un tema de Estado, no tiene ese impacto".

En el mayor pico de migración a Europa, en 2015, llegaron un millón de personas por la guerra en Siria, pero en el continente viven 450 millones, por lo que sigue siendo menos del 1 %, así que "no es un problema que vaya a quebrar ni el estado de bienestar ni la seguridad nacional de los países", considera la experta.

Lo que pasa es que ahora hay "una Europa muchísimo más defensiva, muchísimo más de cerrar fronteras", donde se han normalizado e institucionalizado discursos "muy radicales" contra la migración, que han demostrado ser rentables en términos de votos.

Además, ya no hay distinción entre tintes políticos: "tal vez sí en los discursos, pero en la práctica implementadora no hay una gran diferencia entre partidos progresistas y partidos más neoliberales o conservadores", concluye la portavoz de MSF.

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