Deficiencias en ejecuciones presupuestarias apartadas de la planificación muestran contundentemente en el sector Cancino Adentro de Santo Domingo Este que a la conquista social del 4% del PBI para la educación pública le ha faltado cabal aplicación como si el traje de más recursos le quedara grande desde antes al ministerio correspondiente.
Una ruina moderna de paredes en cemento crudo, sin las puertas ni ventanas que mandaba el diseño trunco está hoy poblada de familias en indigencia, en virtud de un vulgar inquilinato oportunista, en vez de ser frecuentada por numerosos estudiantes pobres de los alrededores.
No es el único caso. Abundan denuncias de situaciones similares causándose la falsa impresión de que le ha estado sobrando dinero a la cartera excepcionalmente nutrida por el designio expresado en una ley orgánica de llevar la enseñanza a una apropiada disponibilidad de planteles y de perfeccionamiento docente, procesos que debieron comenzar y seguir sin interrupción al otro día de entrar en vigencia el mandato.
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No ser fiel en los hechos a esos fines, que obligan a dirigir abundantes recursos y a encuadrar las inversiones en exigentes normativas para evitar descomunales perjuicios causados por el abandono de construcciones, va en contra de salvar al país del gran déficit de formación escolar. El futuro puesto en juego tras ser reservados con obligatoriedad los medios para garantizarlo.