El PLD en su laberinto

El PLD en su laberinto

Claudio Acosta

Era de esperarse que la reunión del presidente Luis Abinader con el candidato presidencial del PLD, Abel Martínez, que se definió como un encuentro en el que el mandatario expuso en líneas generales las reformas que se propone acometer en su segundo período de gobierno, alborotara el avispero en el PLD. Y era inevitable porque además de producirse demasiado cerca de una derrota que todavía no se ha asimilado, obvió los canales institucionales, invitando de manera directa y personal al candidato presidencial peledeísta, un mensaje demasiado claro que la cúpula del PLD no podía ignorar ni pasar por alto.

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Por eso se apresuró a aclarar en un comunicado, tan pronto la opinión pública fue informada por el vocero del Palacio Nacional sobre la invitación presidencial, que la dirigencia de la organización no había sido notificada oficialmente sobre ese encuentro, por lo que descartó que se fuera a celebrar en su Casa Nacional. Que provocara tanto alboroto que el presidente Abinader escogiera como interlocutor al exalcalde de Santiago no debe sorprender a nadie que conozca los rudimentos básicos del ajedrez político, pues el malestar y los celos que ha generado ese encuentro entre dirigentes del PLD, incluidos miembros del Comité Político, socavan la unidad interna y debilitan aun más al partido morado.

Nadie puede probar que ese fuera el propósito de la convocatoria del mandatario, pero tampoco debería distraer a la cúpula peledeísta de la urgente tarea que tiene por delante, que empieza por aceptar que la renovación, sí o sí, que exigen las presentes circunstancias, solo puede empezar por la salida de escena de sus principales autoridades. El anuncio de que el expresidente Danilo Medina y Charlie Mariotti dejarán sus puestos y no se repostularán parece anunciar que así será, lo que de paso demostrará que el mandatario no andaba descaminado cuando decidió que Abel Martínez será su interlocutor en el menguado PLD que dejó la derrota electoral.