El ministro de Agricultura y cuatro productores agropecuarios de diferentes rubros señalaron que en el sector existe un problema de relevo generacional, ya que los hijos no quieren seguir laborando el campo.
El titular de Agricultura, Ángel Estévez, dijo que una de las debilidades que tiene el país es que no se están creándo los relevos generacionales.
“No les estamos dando espacio a nuestros hijos para que se involucren en los proyectos agrícolas”, dijo el funcionario al participar en el XVI Encuentro Nacional de Dirigentes del Sector Agropecuario celebrado en Las Galeras, Samaná. Fue organizado por la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD).
Luis Bonilla resaltó que en el sector banano, a diferencia de los demás subsectores de la agropecuaria, existe el relevo generacional.
Y agregó: “El relevo generacional en el banano ha cobrado auge en los últimos tiempos, porque una gran cantidad de nosotros hemos ido pasando la antorcha a nuestros hijos”.
Señaló que en el sector bananero que él conoce, el 80% de los hijos están trabajando en la agricultura.
Para el agroempresario Ricardo Barceló, la integración familiar en su empresa Consorcio Cítrico del Este es obligatoria, por lo cual sus hijos están en las diferentes áreas.
“El campo no estimula mucho, por su rentabilidad y sus condiciones de vida, a que los hijos de los agricultores quieran seguir el ejemplo de sus padres”, dijo.Las implicaciones de esta situación, a su juicio, son que habrá menor participación de empresarios agrícolas.
En tanto, Wilfredo Cabrera, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Pollos y Huevos del Cibao, plantea que para que los hijos de los productores se interesen en el campo debe haber rentabilidad y que las reglas estén claras.
“Yo creo que para nuestros hijos sería una gran cosa que siguieran los pasos de sus padres. Para eso tenemos que nosotros tener seguro de lo que le vamos a dejar a nuestros hijos que no sea un problema, sino una solución de que puedan vivir dignamente”, dijo.
Se quejó de que el sector avícola está en sobreproducción, lo que afecta la rentabilidad.
De su lado, Iván Tió Pimentel, dirigente arrocero, señaló que la edad promedio del productor arrocero ronda los 55 años.
Cree que los hijos siguen las actividades agrícolas de sus padres si son rentables, pero el cultivo del arroz tiene baja rentabilidad.
Consideró que un hijo de un productor arrocero siente poca atracción por seguir sembrando el cereal, porque el cultivo no es de alta rentabilidad y, sobre todo, está siendo amenazado por el DR-Cafta.