¿El rescate del río Ozama para cuándo?

Por: Silvia Soto Fernández

El río Ozama se origina en la “Loma 7 Picos” (Sierra de Yamasá), posee más de 400 afluentes y abarca alrededor de 2,847.15 km2 de superficie, se desprende de este afluente el río el cual nace de la loma “El Pilón”, en Villa Altagracia. Está constituido por tres afluentes: el río Isabela, el cual se encuentra localizado al norte de Santo Domingo, el riachuelo La Savita en Monte Plata y el Río Yabacao. 

   Es uno de los más caudalosos del país y fue decretado como Parque Nacional Humedales del Ozama en enero de 2002. Se encuentra en la Provincia Santo Domingo y se extiende a lo largo de unos 16 km en dirección noreste-suroeste, cubriendo una superficie de 47.42 km2. 

   El mismo reviste de una gran importancia histórica geopolítica, pues durante la llegada de los colonizadores el río fue considerado una puerta de la entrada de la Civilización Europea (Medioevo), al Continente Americano (Paleolítico). Nos llena de emoción al leer la descripción que   Cristóbal Colón en 1498 hacía del río en su carta a los Reyes Católicos en lo calificaba de ´´ Paraíso Terrenal´´. Colón contaba, que su agua, dulce y clara despierta la sed y los árboles brindan fresca sombra y, al alcance de la mano, frutas de gran deleite que llaman al hombre.

    En ese entonces, su gran caudal de agua permitía abastecer toda la ciudad y su profundidad permitía la entrada de las naves y la protección frente a los fenómenos naturales. Como anécdota interesante podemos señalar que fue cruzado a nado por Francisco al ser perseguido por Charles Herrad en la década de 1830 luego de la derrota del gobierno de Boyer.

   Nos llena de emoción al saber que desde su desembocadura partieron misiones históricas dirigidas a conquistar nuevos mundos, decenas de flotas cargadas de soñadores curiosos por descubrir nuevos horizontes como Francisco Pizarro cuando salió a Perú; Hernán Cortés, hacia México; Diego Velásquez, hacia Cuba; Rodrigo de Bastidas, hacia Panamá y Colombia y Alonso de Ojeda, hacia Venezuela, entre otras ciudades de América que en la actualidad constituyen importantes países de la región.

   Lamentablemente todo ese esplendor ambiental, geopolítico y cultural del río Ozama ha ido desapareciendo con el tiempo pues, en la actualidad de este solo queda un grave daño al ecosistema, destrucción masiva de su fauna y flora a causa de su alto índice de contaminación, que ha dado al traste con más de 100 iniciativas para rescatar al Ozama sin que se haya logrado ni mínimamente el objetivo.

    La parte del río Ozama constituido por el Isabela, posee mayor nivel de contaminación, siendo sus principales agentes contaminantes 241 empresas instaladas dentro del perímetro del Distrito Nacional y 54 cañadas que vierten más de 90,000 toneladas residuos sólidos y líquidos al año en sus cauces colindantes con los sectores: Los Tres Brazos (Santo Domingo Este), y en el barrio Simón Bolívar (D.N).

   Múltiples esfuerzos y alrededor de 20 proyectos hasta la fecha han sido implementados para lograr el rescate del río Ozama. El primer esfuerzo lo llevó a cabo en el año 1959 el dictador Rafael Leónidas Trujillo, ordenando el desalojo y reubicación de los barrios La Ciénaga, Guachapita y Los Guandules.

    Posteriormente en la década del 60, el expresidente Joaquín Balaguer informó al país que anunciara que la compañía francesa ingeniero Phillippe Carter, financiará los estudios para evaluar la contaminación del río para diseñar estrategias que ayudaran con su contaminación.

   Dos años después del estudio, la Comisión Nacional de Saneamiento Ecológico del Gobierno, informó que invertiría RD$200 millones para la mejoría del entorno del río produciéndose la construcción de la avenida de La Marina. Ese mismo año, se anunció la ejecución del Plan Maestro de Saneamiento del río Ozama, elaborado por la compañía francesa Sogreah, con una inversión de US$100 millones por parte del gobierno y el sector privado.

   Dicho plan, contemplaba construir cinco plantas de tratamiento de aguas residuales en La Zurza, Simón Bolívar, Guachupita, Los Mina y la Ciudad Colonial. En el 1998, durante el primer mandato del ex presidente Leonel Fernández, se anunció otro gran proyecto con una inversión de RD$5,000 millones, denominado Rescate Social Urbano y Ecológico de los Barrios Marginados de Santo Domingo (Resure), el cual había sido concebido durante el Gobierno de Balaguer, mediante el Decreto No.76-94 del 29 de marzo de 1994.

   La primera etapa comprendía el desalojo y reubicación, hacia San Luis, de unas tres mil familias de los barrios La Ciénaga y Los Guandules, así como la construcción de una avenida en la ribera occidental, con una inversión estimada en US$200 millones. Asimismo, contemplaba la construcción de edificios desde el puente Juan Bosch hasta el Francisco del Rosario Sánchez y un parque.

   Más estudios y proyectos Luego de otro estudio sobre las condiciones del río realizado en el año 2000, la Autoridad Portuaria Dominicana (APD) informó que sanear el Ozama costaría alrededor de US$350 millones. En abril de ese mismo año, la institución anunció la ejecución de un programa de rescate en coordinación con la Autoridad Portuaria de Livorno, Italia, la cual se comprometió a realizar una inversión inicial de US$20.0 millones para dragar los muelles del puerto de Santo Domingo, y la construcción de alcantarillados y plantas de tratamiento.

   No obstante, el proyecto no prosperó luego que el Congreso objetara el endeudamiento para su ejecución, como más adelante ocurriría con otro proyecto presentado por la misma empresa. Quince días después de que Hipólito Mejía asumiera la Presidencia, en el año 2000, la empresa Souther Cross presentó un proyecto para sanear el Ozama en un periodo de cuatro años, con una inversión de US$445 millones.

    Un año después, el Secretariado Técnico de la Presidencia presentaba un ambicioso proyecto de saneamiento de los ríos Ozama e Isabela, tras la firma de un acuerdo entre la compañía griega Abiral Financiar Associated, la Autoridad Portuaria de Livorno y el Consorcio Río Ozama.

   Como se puede observar en este pequeño recorrido histórico sobre las iniciativas dirigidas a rescatar el río Ozama, existe un alto nivel de dispersión y falta de continuidad de las mismas, demasiados estudios y pocos resultados. Hoy al igual que en la década del 50 cuando el dictador realizó el primer esfuerzo por proteger el río, no ha habido voluntad política que enfrente la principal causa del problema que es: la población circundante que, aún no ha alcanzado el necesario nivel de concientización para el manejo de sus desechos sólidos y el vertido de desechos de las 241 empresas.

    El río Ozama necesita de una intervención permanente, sistemática y unificada para poder enfrentar su deterioro en sus tres cuencas con problemáticas específicas unas distinta a la de las otras. Por ejemplo, como bien plantea el presidente de la Comisión Ambiental por el rescate del río Ozama (CAMBIESO): Luis Kelvin Martínez, en un análisis realizado, mientras en la cuenca baja (Santo Domingo) el mayor problema es el vertido de desechos sólidos por parte de las empresas y los habitantes de las márgenes, en la media y alta los son el conuquismo, la utilización de insecticidas etc.

    Hay que destacar es esfuerzo realizado en los territorios y las comunidades de diferentes organizaciones e instituciones como: COPADE, Ciudad Alternativa, Fundación Tropigas, el Bloque de Organizaciones de La Zurza y Los Guandules, la Comisión Ambiental por el rescate del río Ozama (CAMBIESO), la Asociación de Pescadores, la Coalición Ciudadana Cambiemos, entre otras para seguir impulsando más que compromiso, acciones concretas para que finalmente podamos recuperar nuestro

    No cabe dudas que para rescatar el río Ozama hace falta una real voluntad política, y una real planificación que evite los niveles de dispersión y falta de continuidad de acciones y acciones de Estado. Y sobre todo una ciudadanía que exija este objetivo. Si esto ocurriese. ¡Claro que rescatamos el río Ozama!