De entrada debo advertir que el sueño de la Vice Raquel Peña de ser la primera mujer en subir las escalinatas del Palacio Nacional como presidenta de la república puede ser la pesadilla del resto de los aspirantes a la candidatura presidencial del PRM del 2028, que si bien no están realmente sorprendidos por su destape, como no debería estarlo nadie familiarizado con la política y el poder, sí deben replantearse sus estrategias con la llegada de la nueva competidora, a la que no deberían cometer el error de subestimar.

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Tal vez por eso la primera recomendación que hace el politólogo Belarminio Ramírez es la de no descalificarla, darle la oportunidad de moverse en el escenario en su nuevo rol de precandidata presidencial, aunque recordó que los procesos internos de los partidos no son solo para las candidaturas del proceso electoral mas cercano, por lo que ve completamente normal que suban a escena actores en busca de posicionamiento para procesos posteriores.

Sin embargo nadie cree que doña Raquel esté pensando realizar su sueño en el 2032, cuando sus posibilidades de alcanzarlo serían mucho menores y muy distinto el escenario, algo que una mujer inteligente, como ha demostrado ser, sabe perfectamente aunque no tenga una dilatada experiencia en política. También aprendió rápido los asuntos de Estado, en los que ya se mueve como pez en el agua, lo que explica que el presidente Luis Abinader le haya confiado importantes tareas que hasta ahora ha desempeñado de manera satisfactoria, llevando a algunos a especular que sería su “gallo tapao” en caso de un eventual tranque en el volátil PRM.

Pero si hay algo de lo que debe cuidarse el mandatario, cuyo liderazgo tendrá carácter arbitral en ese proceso de escogencia, es de tener su favorito o favorita y demostrarlo, ya que las imposiciones pueden terminar muy mal. Y si no que le pregunten al PLD, al expresidente Danilo Medina y a Gonzalo Castillo, quien no quedó con ganas de volver a inventar con candidaturas.