En la empobrecida provincia Pedernales convergen tres situaciones acuciantes: primero, la incipiente industria turística que el presidente Abinader está empeñado en desarrollar; segundo, la potencial presencia de tierras raras, cuya extracción conlleva una peligrosa contaminación ambiental. Estudios señalan que producir una tonelada de tierras raras deja aproximadamente 12 mil metros cúbicos de gas con ácido fluorhídrico residual, dióxido de azufre y ácido sulfúrico; tercero, en Pedernales se encuentra el Parque Nacional Sierra de Bahoruco, donde cohabita el 38% de las plantas endémicas y aves que no se hallan en ninguna otra parte del mundo.
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El trilema es que la sierra produce el agua que necesitarán los hoteles y que las tierras raras están enclavadas en el corazón del bosque de la reserva natural.
Por ende, explotar las tierras raras, que se ejecuta a cielo abierto, nos dejaría sin árboles, sin agua y sin turistas.