La tarde de jueves en la población de Lardero, La Rioja, España. Las familias de la zona festejan anticipadamente Halloween. Los niños llevan máscaras de monstruos y se divierten en el parque. Son felices, la última celebración de Brujas la han pasado confinados por la pandemia. Uno de ellos, Álex, tiene 9 años y está disfrazado como la chica protagonista de la película El Exorcista.
Corren, van y vienen, gritan asustados y se ríen como locos. Sus padres están cerca, festejando en casa de amigos. También está allí con él su hermano menor de 6 años.
En un momento, cuando ya el sol se ha ocultado, su familia empieza a buscarlo para regresar a casa. No ven a Álex por ningún lado. Recorren el lugar, miran entre los árboles y le preguntan a sus más amigos. Una de las niñas le relata a la madre que ha visto a Álex irse hace un rato, caminando con un hombre grande, el mismo que hace tres días intentó convencerla para que fuera con él.
La mamá del pequeño entra en pánico y llama a la Guardia Civil: les informa que su hijo está desaparecido en esa zona de Lardero. Mientras, otros padres se unen a la búsqueda.
Son las 20.25 de la noche del 28 de octubre de 2021.
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¿Dónde está Álex?
Los menores cuentan historias sobre el vecino que los acecha para que lo acompañen adónde vive. Tres padres deciden rápidamente ir a ver la casa de ese sujeto que tanto mencionan. Solo queda a cien metros. El hombre se llama Francisco Javier Almeida López de Castro y vive en el tercer piso del número 5 de la calle Río Linares.
Entran al edificio y encuentran que Almeida está en la puerta de su casa con el niño entre sus brazos. Les dice que lo ha encontrado ahí mismo, desmayado. Los padres ven que Álex todavía respira. Lo alzan y, mientras bajan en el ascensor, intentan reanimarlo. En ese mismo momento llega una patrulla de la Guardia Civil. El revuelo es enorme. El menor está inconsciente, en gravísimo estado. Llaman a una ambulancia. No resulta. Álex muere. Han llegado demasiado tarde.
Unos doscientos vecinos furiosos, porque llevan demasiado tiempo sospechando de este hombre, se arremolinan alrededor del portal del edificio de Almeida. La policía teme un linchamiento y se dispone a protegerlo. Los vecinos gritan enloquecidos “¡¡Asesino, asesino…!!”.
Hacía meses que corrían rumores de que este “pervertido” deambulaba por el barrio pretendiendo embaucar a los menores. Al menos cinco chicos aseguran que los ha abordado con engaños.
“Nos llamaban locos (…) y ha tenido que morir un niño para que vengáis todos a proteger al asesino”, vocifera enojada una mujer. Otra, cuya hija también fue acosada sin éxito por el criminal y lo denunció unos días antes, sentenció: “Esto se podría haber evitado porque la policía de Lardero se presentó en el lugar, pero lo tomaron como algo puntual… tomaron nota, pero ahí se quedó la cosa”.
Un padre sostiene que el acusado, hasta esa noche, solo se había acercado a niñas, por lo que cree que el disfraz del menor (recordemos que se había camuflado como la niña de El Exorcista, la exitosa película de terror protagonizada por Linda Blair en 1973) podría haberlo confundido. Su hija de 12 años también había sido invitada por Almeida para limpiar “la jaula de los pajaritos”, pero ella se negó diciéndole que necesitaba el permiso de sus padres.
Pero todos sabemos que detener a alguien por sospechas o rumores es algo imposible.
Por eso, lo que descubren los vecinos con el paso de las horas exacerba su sensación de desamparo y les produce estupor: ese hombre detenido es un ex convicto por delitos sexuales y homicidio. Había pasado muchos años en la cárcel y había sido liberado antes de tiempo.
Nada menos.
Los estudios preliminares de los peritos dicen que la causa de fallecimiento de Álex habría sido asfixia por estrangulamiento. Resta esperar los resultados de la autopsia que contará exactamente cómo murió Álex.
Mientras. Almeida se encuentra detenido, acusado de homicidio, sin posibilidad de salir bajo fianza. Y se refugió en su derecho a no declarar.