Evangelina Rodríguez Perozo: pionera de la humanidad

Evangelina Rodríguez Perozo: pionera de la humanidad

El día 10 de noviembre del año 1879 nació Andrea Evangelina Rodríguez Perozo, primera médica dominicana, coincidiendo el año de su nacimiento con el de la pionera neoyorquina Margaret Sanger, quien nació el día 14 de septiembre de 1879.

Era una época muy difícil para la mujer, no solo en la República Dominicana, sino en todo el mundo. Conocemos de la gran oposición que existía donde se empezaba a definir alguna nueva aspiración de la mujer, que ya daba los pasos necesarios para lograr su ingreso en alguna Universidad.

Haremos un pequeño recuento y así poder conocer mejor el coraje y la firme determinación de una dominicana que ha puesto muy en alto no solamente el nombre de la mujer, sino también de todos los dominicanos con una imagen perenne, imperecedera.

Entre los cambios que demandaba el mundo para la época, figuraba una fuerte reforma universitaria que eliminara los obstáculos que impedían el ingreso de la mujer en la carrera médica en una universidad. El camino a recorrer para lograr este propósito era largo y laberíntico, pedregoso y espinoso. No existía ninguna universidad que abriera sus puertas a la mujer. En un rural Nueva York, la Geneva Medical College ganó fama por permitir que Elizabeth Blackwell ingresara en la carrera médica, en el año 1847, pero luego cerró sus puertas a una segunda aspirante. “La admisión de la señorita Blackwell fue un experimento; que no se entienda esto como un precedente”, insistió el decano de la Facultad, Dr. James Hadley, en año 1849 a una segunda aspirante, la señorita Sara R. Adamson, quien a la fecha había sido rechazada de tres colegios en Philadelphia.

Emely, hermana de Elizabeth, fue permitida enrolarse por un término en el Rush Medical College, en Chicago, pero por las protestas de estudiantes y profesores le fue impedido continuar su carrera. La Universidad fue censurada por la Sociedad Medica del Estado por “inapropiada acción de permitir una mujer en la carrera”.

Dondequiera era la misma historia. El Decano del Jefferson Medical College, en Philadelphia, expresó en un ocasión: “Esto es imposible aceptar una mujer junto a quinientos hombres”.

Los estudiantes de la Universidad de Harvard explicaron su posición en una serie de resoluciones públicas: “Ninguna mujer de verdadera delicadeza podría, en presencia de hombres, escuchar discusiones de temas que necesariamente se exponen a la consideración de estudiantes de Medicina”. Para el año de 1870, el Dr. Hayes Agnew, de la Universidad de Pensilvania, les hablaba a sus estudiantes: “Ellas están perturbadas por la influencia de sus funciones; mantienen un comportamiento emocional errático e impredecible a consecuencia de sus órganos reproductivos durante un cuarto del periodo activo, en el cual no están en condiciones, ni su cuerpo ni su mente, para atender las demandas que se le exige a un profesional”.

“La mujer fue, obviamente, designada para moverse en otras áreas y aceptar otras responsabilidades”, declaró el editor del Boston Medical Journal, denunciado a Elizabeth Blackwell en su graduación como una gran falsa.

Las barreras para las aspiraciones de la mujer en el año 1850 eran muy cerradas en Europa. En el directorio médico inglés de ese año no aparece el nombre de ninguna mujer. Por veinticinco años, el esfuerzo de la mujer inglesa fue persistente.

Solamente Elizabeth Blackwell y Elizabeth Garret, ambas educadas en América, fueron oficialmente reconocidas para hacer práctica médica en Inglaterra para el año de 1879, año del nacimiento de Evangelina Rodríguez.

En Francia, ninguna mujer fue admitida antes de 1869, cuando pudo ingresar Mary Putnam. Las jóvenes de la clase media en toda Europa y en América eran educadas para una larga carrera como esposas y madres. Ellas aprendían muy poco en el área de la comunicación, solo el entendimiento básico para entender y difundir la religión, algunas destrezas en bordados o música, matemáticas y estudios de historia como parte de su educación.

En esos momentos, una reforma educacional era el peldaño más crítico para lograr mayores oportunidades para la mujer, que estaba en busca de mayor independencia económica y un nuevo estatus social. Pero un rosario de cuestionamientos se hacían acerca de la inteligencia y la capacidad, además del estado menstrual y el periodo pre y post-natal.

“Podría el estudio de Anatomía destruir la sensibilidad de la mujer”  era inimaginable que una mujer decente deseara entrar a la carrera médica.

En París, los profesores exponen su disgusto de una manera simple: “Por la ley fisiológica, la mujer médica es hemafrodita o sin ningún sexo, en ambos casos, un monstruo”.  ,

Otros puntos expuestos en la época se refieren a una probable promiscuidad al entrar una mujer en contacto con un grupo de hombres en un aula para la lectura de la Anatomía.

Las Universidades de Zurich y la de París fueron las primeras en admitir mujeres en la carrera médica en toda Europa.

Evangelina Rodríguez, pionera en la carrera médica en República Dominicana, también luchó contra estas barreras con las que se enfrentaron las demás pioneras en todo el mundo. Fundó el primer programa de control de la natalidad para el año 1911, al igual que Margaret Sanger que lo creó en el año 1916 en Brooklyn, New York. Diez días después de iniciar su programa de control de natalidad, Margaret Sanger fue arrestada y su clínica cerrada y acusada por la policía, ella consideró esto como gran victoria para su programa.

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