Formalismo y negritud en Los gobernadores del rocío, de Jacques Roumain

Formalismo y negritud en Los gobernadores del rocío, de Jacques Roumain

Jacques Roumain

La novela de Jacques Roumain tiene una serie de elementos que remiten al formalismo que aparece Moscú en los años de 1920 cuando se intentó dotar de cierta cientificidad a los estudios literarios, para alejarlos de los distintos discursos que parecen relativizar su análisis. El modelo biológico se nota en el libro de Vladimir Propp, “La morfología del cuento” (1928).

Ese estudio propone una nueva teoría literaria. Un método que dará origen tiempos después a la narratología, de G. Genette, luego de haber influido en Lévi-Strauss y Roland Barthes. La meta era buscar las estructuras de los cuentos maravillosos. Determinar las recurrencias que en un texto realizan ciertas funciones y que pueden abstraerse de lo particular y llevarse a lo general. Por eso, el formalismo estudió miles de cuentos. El trabajo ocupó a etnólogos y antropólogos, así como a lingüistas y estudiosos de la literatura.

En “Los gobernadores del rocío” (“Gouverneurs de la rossé», 1948) aparecen varias de las estructuras enunciadas por Propp y su escuela. Manuel (Dios está con nosotros), llega de Cuba. Había trabajado en los centrales cañeros de la isla. Se evade de su realidad. Vive una experiencia social que lo hace crecer, es decir, entra en un periodo de educación. En su caso conoce las luchas sociales, la huelga, tan de moda en el capitalismo de enclave venido a menos en los años de 1930. Véase en la historia las huelgas en Cuba y Puerto Rico. El Gobierno de Gerardo Machado prohibió la importación de mano de obra haitiana.

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Manuel trae las ideas modernizantes desde la perspectiva de los trabajadores que habían sido pauperizados por las empresas ausentistas en el Caribe hispano. Pero no había trabajadores de factorías en Haití, por lo que sus ideas de redención social buscan un elemento colectivista: el convite y la formulación de una utopía del trabajo de la tierra. Manuel funciona como un actante dentro de la historia. Intenta cambiar el mundo a partir de su experiencia en Cuba. Igual que Santos Luzardo en “Doña Bárbara”, se encuentra con la fuerza centrípeta de la tierra, que no acepta cambios. Pero a diferencia de la obra de Gallegos, en “Los gobernadores del rocío”, la utopía se logra.

Annaïse, la chica que elige Manuel para cumplir sus propósitos es su ayudante y también simboliza la relación entre mujer y la tierra. La feminización de la lucha es importante en la medida en que el signo mujer se convierte en símbolo de la tierra y de lo nuevo. Solo Annaïse sabe dónde está la solución, ella convencerá a las mujeres que a su vez cambiarán la perspectiva de los hombres. Queda claro que, en sociedades matrifocales como las caribeñas (Ariza, 2001), el papel de las mujeres en el mundo social se hace determinante, aunque el discurso dominado por los hombres las presenta como entes secundarios.

Al regreso del héroe encuentra las dificultades para lograr su objetivo: traer el agua, construir un canal para hacer posible que la tierra dé sus frutos. El agua está escondida en la tierra, ella es la proveedora. Solo Annaïse tiene el secreto luego de la muerte de Manuel. El problema para solucionar no está directamente entroncado en lo social o lo político: es una lucha atávica entre los campesinos. Aunque la enemistad campesina tuvo su origen en la repartición de la tierra que hizo la gente de Peralte. Por lo que hay que entender al haitiano como un ser dominado por sus atavismos a la tierra, pero no al vudú en el que conviven la religiosidad africana y la católica.

El contrincante del héroe parece Gervilen, el joven que busca la venganza, pero ese es un falso anti-héroe, la obra demostrará que el verdadero enemigo de la comunidad es su división y que los haitianos pueden lograr lo maravilloso del agua si se unen y trabajan en el convite. En otras palabras, pueden lograr la unidad y la confraternidad. Las ideas de Las luces funcionan aquí, siempre cruzadas por la tradición africana y la solución que ocurre en la post-colonia.

Para Roumain, el problema racial no es fundamental. Por lo menos no lo trabaja. Tal vez porque él es un mulato de origen burgués, no le interesa el tema. El asunto racial se reduce al reconocimiento de la negritud. En la novela se lleva el programa de los fundadores en París de “L’ étudiant noir». La idea de los promotores en Harlem de the black is beautiful. Casi todas las referencias al negro están vectorizadas en reconocer los valores de la negritud. También saca de foco el problema político como coyuntura, como cotidianidad. El problema político es la corrupción de una clase que teme perder su poder y niega todo intento de cambio. Lo ve como algo sospechoso. Las ideas de Manuel resultan peligrosas.

“Los gobernadores del rocío” es una novela que parece conformada para que cada personaje cumpla con su propósito (Chamoiseau y Confiant, 1999, 196). Es un texto brillante que muestra su escritura: el parnasianismo, la belleza lorquiana de una prosa que embellece aquellas situaciones terribles de las aldeas, de la miseria en que viven unos seres, a veces, atrapados en su destino y que solo el agua, puede ayudar a cambiar su triste situación. Por lo que la obra es profundamente humana. Situación que se presenta desde la religiosidad de los personajes hasta el sacrificio de Manuel. Su muerte, no puede vengarse. Porque la venganza o la judicialización podrían cebar las divisiones entre las familias campesinas.

El logro de su utopía del agua se dará y será el triunfo de sus ideas de unidad y confraternidad. Entonces, la vida del héroe y su destino no tienen importancia. Habrá triunfado el colectivismo, el convite, frente a la adversidad, la política y las ideas atávicas. De cierta manera, la modernidad llega. El programa de Las luces no se efectuará de la misma manera, pero lo social se salvará por el trabajo de todos.

Roumain pertenece a los escritores de la Revue Indigène junto a Èmil Roumer, Philippe Thoby-Marcelin, Carl Brouard y Jean Price- Mars (Dominique, 1991, 21). Sobre él apunta Fignolé: que era un auténtico producto de la burguesía haitiana; que su familia pertenecía a la élite política, desde los tiempos de Soulouque. A pesar de su origen, lucha contra la ocupación estadounidense bajo “la bandera del nacionalismo burgués”. Se opuso al Gobierno de Bono, que favoreció la introducción de compañías agrícolas estadounidenses en el Norte de Haití. Jacques Roumain cambia su nacionalismo por una adscripción a la ideología socialista. En 1944, funda el Partido Comunista Haitiano (citado por Arnold Jean y Fièvre, 2002).

Finalmente, el autor es una figura importante de la literatura del Caribe. Podría estar en el inicio de la literatura criolla. Dice Michaelle Ascencio sobre el carácter de la hibridez lingüística de la obra que “La belleza y la fuerza de la narración descansan en la combinación de la simplicidad de la historia y la alta elaboración formal del lenguaje. Ya lo habíamos señalado antes, Gobernadores del rocío es, en la literatura haitiana, el intento más logrado de creación de imágenes en una lengua (el francés) a través de otra (el créole). Podríamos decir que el novelista, mediante una especie de fusión de las dos lenguas crea una lengua poética que las contiene a las dos” (prólogo a “Los gobernadores del rocío”. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 2004).

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