En los últimos meses, el calor ha sido incesante, tormentoso, desesperante, incluso para los que vivimos en el trópico, en donde es verano todo el tiempo y el clima generalmente es caluroso.
En países de Europa, Asia o en Estados Unidos han enfrentado en los últimos días temperaturas alarmantes, provocando efectos nefastos, específicamente en personas mayores o con alguna condición médica como diabetes e hipertensión.
Respecto a este tema consultamos a la cardióloga ecocardiografista Oneyda Ramírez, quien explica que el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular suele aumentar en las temporadas de calor, colocándose en un 12%.
Precisa, asimismo, que este aumento de las temperaturas produce eventos de accidentes cerebrovasculares, los que por lo general afectan a cerca de un 4% de la población, así como enfermedades coronarias, con alrededor de un 2.8 por ciento.
La cardióloga señala que estos eventos son más frecuentes en personas que padecen comorbilidades (hipertensión, diabetes, obesidad), así como en los adultos mayores.
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Qué pasa en nuestro cuerpo
“Cuando hay calor nuestro organismo suda, lo que hace que perdamos más líquido de lo habitual, causando deshidratación, y esto disminuye el volumen en nuestro torrente circulatorio. A su vez, el calor causa vasodilatación en el sistema arterial, provocando una circulación más lenta, bajo volumen, y causando hipotensión y hemoconcentración, lo que favorece a los accidentes tromboembólicos”, explica.
Es decir, precisa, que estos eventos disminuyen la resistencia vascular periférica y la presión arterial.
Refiere que en temporadas de elevadas temperaturas, las personas con problemas cardiovasculares suelen presentar episodios de hipotensión, sincopes y presíncopes.
“Es de ahí la importancia de saber manejar estas temperaturas, mantenerse siempre hidratado y hacer una visita a su cardiólogo”, señala.
Recomendaciones de la especialista
Indica que además de estar bien hidratados, es fundamental cuidar la cantidad de ingesta de azúcar en las bebidas, y que el mejor consumo de líquido es el agua. Evitar las comidas copiosas y aumentar la ingesta de frutas frescas, ensaladas. Evitar vestimentas apretadas, oscuras y usar ropas de algodón, ligera y de color claro.
También limitar el consumo de alcohol y mantenerse en lugares frescos. Usar protector solar y no olvidar reaplicarlo a lo largo del día.
Indica, asimismo, no hacer deporte en condiciones de altas temperaturas o humedad. “Esto no significa dejar de hacer ejercicios, sino buscar las horas más frescas del día para hacerlos”.
Aumento de consultas
Debido a estos cambios en el clima las consultas han aumentado -asegura la especialista- ya que los pacientes suelen estresarse al escuchar las noticias a nivel mundial de la mortalidad por olas de calor, y acuden a buscar consejos y a chequear que todo esté bien.
No obstante, precisa “nosotros tenemos la ventaja de que estamos adaptados a una alta temperatura, por vivir en una isla caribeña, aunque por la crisis climática actual ha aumentado aún más la temperatura.
Más que de golpes de calor, los pacientes pueden sufrir de deshidratación y esto desencadenar síncopes o presíncopes, manifestados con calambres, cefaleas mareos y falta de concentración por agotamiento de las neuronas”.
Muertes por ola de calor
Señala la cardióloga que en el país no se conocen casos de muertes por esta causa, pero sí en países como España y Portugal, donde se han registrado 1,700 muertes.
Los más perjudicados
Los adultos mayores y los bebés son los que mayormente tienen más riesgo con las altas temperaturas, debido a que carecen de termorregulación, y por tanto tienden a sufrir deshidratación.