En Haití, además de la crisis humanitaria, política y económica, la inseguridad ha sido por años tema de preocupación para la comunidad internacional. El estatus de ese país empeoró recientemente cuando en el 2020 se oficializó el “G9 an Fanmi e Alye” (el Grupo de los 9, una Familia y Aliados), una federación de pandillas que estaba en la mira del gobierno haitiano pero ahora cambió el nivel de interés de las autoridades locales y de otras naciones.
Aunque no se considera un partido político ni una pandilla, recientemente su líder Jimmy Chérizier, conocido como Barbacoa, convocó en Puerto Príncipe a la prensa nacional e internacional para pedir la dimisión del primer ministro de esa nación, Ariel Henry, acusándolo de participar del asesinato del presidente Jovenel Moise.
Barbacoa no sólo hizo declaraciones a la prensa de manera enfática contra el primer ministro, repartió una nota a periodistas con la que manifiesta las razones de la petición como organización criminal.
Esta es parte de las acciones insólitas que han hecho pandillas del G9. Pero no se queda ahí. Previo a la petición contra Henry, grupos armados en Pont Rouge, en Puerto Príncipe, impidieron que el primer ministro depositara una ofrenda floral en un monumento de uno de sus líderes de la revolución. El hecho ocurrió a mediados de octubre de este año.
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De acuerdo a reportes de prensa, la comitiva que andaba con el funcionario haitiano, junto con su avanzada de seguridad, tuvieron que dejar el lugar por los disparos de los delincuentes. Luego, como si fuera poco, las bandas fueron las que sí realizaron el tributo a Jean Jacques Desslines por el 215 aniversario. Los miembros de la pandilla que boicoteó el acto compartieron videos sobre “su ofrenda” al líder de la revolución.
Recientemente, Barbacoa concedió una entrevista en exclusiva para la agencia internacional de Medio Oriente Al Jazeera, a la que le dio el acceso a parte de su zona íntima en Haití.
“Somos patriotas, somos haitianos que luchan por un cambio real”, afirmó Barbacoa.
El G9 ha patrocinado en los últimos meses decenas de crímenes, entre ellos secuestros, asesinatos, robos y hasta el control del combustible en esa nación.
De acuerdo a los registros, el G9 mató más de 100 ciudadanos de mayo a septiembre del pasado año.
El terror que ha sembrado dicha confederación armada ha provocado no sólo un aumento significativo de la delincuencia, sino que muchos ciudadanos haitianos emigraran de Puerto Príncipe hacia otras zonas del país.
Recientemente, el exmbajador de Haití en la República Dominicana, Edwin Paraison, aseguró que hay más de 500 mil armas ilegales en las calles de su país.
Paraison lamentó que gran parte de ese arsenal que circula en Haití esté en manos del G9.