Impaciencia

Impaciencia

Claudio Acosta

Es verdad, no se puede erradicar la delincuencia de la noche a la mañana. Pero también lo es que llevamos mucho tiempo sufriendo su acoso, por lo que puede afirmarse que hemos sido más que pacientes con unas autoridades que no han encontrado la forma de enfrentar un problema social que no para de crecer porque no se atacan directamente sus causas.

Es lo que explica que hayan caído tan mal las declaraciones del Ministro de Interior y Policía, Jesús -Chu- Vásquez, pidiéndole paciencia a la población porque desde el gobierno se está trabajando para garantizarle seguridad “en todos los escenarios”, que representantes de la oposición que no le sacan el guante de la cara al gobierno han aprovechado para pedir su renuncia y la del director de la Policía Nacional, el mayor general Eduardo Alberto Then.

Desde luego, mandarlos a los dos para sus casas tampoco resolverá el problema, como no cambiará lo que está ocurriendo en Santiago, donde un rebrote de violencia criminal ha provocado la muerte de 11 personas en los últimos nueve días, la destitución del Director del Comando Regional Cibao y la designación de un sustituto al que el Director de la Policía acudió a posesionar personalmente.

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Y es que se trata tan solo de un cambio cosmético, de carácter efectista, cuyo principal destinatario es la opinión pública. Pero para los delincuentes eso no significa nada, probablemente porque hace rato que le perdieron el miedo a la autoridad que debe enfrentarlos.

Para que esa realidad cambie habría que cambiar primero a la Policía, su forma de actuar y de relacionarse con la población. Su “cultura” violenta y autoritaria.

El problema radica en que es muy poca la paciencia que nos queda para sentarnos a esperar los resultados de ese cambio y su impacto en la seguridad pública, en la disminución de los delitos y la violencia que los acompaña, que buenas intenciones aparte este gobierno no está en condiciones –es la triste y dura realidad– de garantizar.