Incidente fronterizo resucitado

Incidente fronterizo resucitado

Ríos fronterizos ya provocaron un incidente en 1901, aunque no corrió sangre

Las autoridades haitianas han desempolvado el antagonismo entre las dos naciones al emprender la construcción de una zanja llamada canal para derivar agua del río Masacre hacia su territorio para complacer  a un funcionario de la población de Fort Liberté  que posee tierras en la zona.

La acción viola los términos del acuerdo de paz firmado en 1929 y ratificado en 1936, meses antes de la penosa matanza de haitianos de octubre de 1937. El acuerdo establece  muy claramente  cómo podrían utilizarse las aguas de los ríos fronterizos por parte de las dos naciones sin perjudicar los intereses nacionales.

Es que casi todos los ríos de la isla nacen en territorio dominicano y se internan en el territorio vecino, tal es el caso del Artibonito con numerosos afluentes que benefician a las dos poblaciones.

El uso de las aguas de los ríos fronterizos ya provocó un incidente en enero de 1901, pero la sangre esa vez no llegó al río Masacre.

Fue en una zona llamada Pitovert. Y es que un funcionario haitiano y terrateniente quiso hacer un canal para extraer el agua al Masacre y  canalizarla hasta sus tierras lo cual encontró la fiera oposición dominicana y obligó  a la intervención de las autoridades  diplomáticas y hasta la colocación de guardias haitianos para proteger los intereses de su terrateniente y funcionario que estaba desviando parte de las aguas del rio Masacre como ahora para aprovechar un caudal para el regadío de tierras haitianas.

Esa vez el ministro de Guerra que lo era Horacio Vásquez se presentó en Dajabón con una fuerza militar de 1,000 hombres transportados por mar  desde Santo Domingo hasta Monte Cristi  en el crucero insignia de la marina dominicana el Independencia que fueron acantonados en Dajabón por varios días hasta que la situación se calmó y la diplomacia al mas alto nivel tomó cartas en el asunto y se aclaró el altercado de Pitovert.

Fuera de esa ocurrencia de 1901 no se volvió a presentar otros incidentes hasta 1937 con la matanza de haitianos ordenada por el dictador dominicano. Y  eso que ya había entrado en vigor el acuerdo que se firmara en 1929.

Aparte de los robos de ganado protagonizados por haitianos los incidentes en la frontera eran de poca monta.

Luego ocurrió un incidente mayor  en 1963 durante el gobierno  del profesor Juan Bosch a raíz de unos disparos en la frontera entre Juana Méndez y Dajabón. La sensatez prevaleció pese a que se estaba dispuesto a hacer respetar  la soberanía y mas que ya había ocurrido un grave incidente en la embajada dominicana de Puerto Príncipe cuando una banda de tonton macouttes penetró en la misma para sacar a unos refugiados que se habían asilado  en la misma sede de la embajada dominicana. Los policías  haitianos penetraron en la embajada para capturar a los antiduvalieristas.

Los incidentes de aquella vez en Pitovert en 1901, solo por la prudencia de las autoridades diplomáticas  de ambos países, se evitó una reacción negativa y perjudicial para las dos naciones.

Pero ahora en el 2021 esta vez los haitianos están envalentonados ignorando el tratado de paz alegando que ellos van por encima de ese tratado y que continuarán la excavación de su zanja para el  canal que derive agua del Masacre hacia su territorio.

Recuérdese que el Gobierno dominicano no ha podido sacarle provecho a las aguas del río más caudaloso de la isla que es el Artibonito para su riego o para producir energía como lo hacen los haitianos en la presa de Peligre con su embalse saturado de sedimentos y generando muy poca energía.

El río Artibonito con sus afluentes Libón, Joca, Macasías, Tocino y otros solo nos benefician en la disposición de agua para acueducto.

Los estudios concebidos para diversos proyectos hidráulicos se mantienen engavetados por la imposibilidad  de aprovechar el agua del rio, ya  que para los haitianos es un perjuicio que afectaría la vida en su maltratado  territorio desértico  en donde la soledad  de vegetación en esos terrenos contrasta con el verdor del lado dominicano.

Por las características de la zanja de irrigación que realizan  los haitianos solo pueden aprovechar un volumen no mayor de medio metro cúbico por segundo.

Podría acordarse ese uso, pero los haitianos deben permitir que un volumen similar de alguno de los otros afluentes del Artibonito  tal es el caso del Joca u otro afluente,  con lo que se revisaría el tratado existente de 1929 para permitir el intercambio de volumen de agua similar y así los dominicanos pueden aprovechar  el agua del rio Joca, o el Macasías, o el Tocino, o el Libón, sería para un justo uso por parte de las dos naciones.

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