La crítica literaria: Evolución y efectos

La crítica literaria: Evolución y efectos

Kianny Antigua

Sin mucha alharaca, poco a poco, el colectivo de Escritoras Anticanon, realizará su Sexto Encuentro Nacional de Escritoras, reuniendo entre 250-300 escritoras que llegarán de todo el país. Estará dedicado a la escritora de la diáspora Kianny Antigua, y rinde culto a la mayor erudita literaria dominicana: Camila Henríquez Ureña.

Dice Camila: “En su carácter de grupo humano, la mujer tiene necesidad imperiosa de reclamar derechos imprescindibles, de romper definitivamente trabas absurdas que mantiene la costumbre …(hoy expresadas en un Codigo Penal que haría palidecer Afganistán, CV); de llevar a compañeras de campos y aldeas los beneficios de la ciencia moderna, de capacitarlas dentro de sus posibilidades, para la apreciación de la belleza”.

Y, como si estuviera viviendo con nosotras la angustia de una época donde la sobrevivencia de la especie depende de que Rusia o Ucrania inicien la guerra nuclear, añade Camila: “Vivimos una crisis en que fuerzas agresivas amenazan con destruir valores sustanciales de la cultura, con el afán de detener la evolución natural. En un momento de crisis no es fácil determinar la ruta de la verdad, pero a la mujer corresponde aceptar en su responsabilidad. A quien siempre le ha correspondido la misión de proteger y guardar, le tocará llevar a cabo el gran esfuerzo por la defensa de los valores culturales… con el sello de su espiritualidad, revestida de serenidad y profundamente vinculada a la vida”.

Visionaria sobre el precio a pagar afirma: “Si más de una capacidad personal superior palidece o se queda escondida en el esfuerzo conjunto, no lo lamentemos, porque nos ha tocado establecer los cimientos de un edificio indestructible”. (CHU. Por la mitad femenina del mundo. Editorial Bonó, 2023).

Crítica literaria por excelencia (su tesis doctoral sobre Hamlet, no se limita a desglosar la obra sino que propone un método de creación teatral); utilizando para sus criticas el método tradicional: Tiempo y espacio del texto; época; personajes y caracterización, voces; tema o mensaje; narrador/a; estructura: ¿Es un texto cronológico, lineal (ambiente, personajes, conflicto, resolución) a lo Pérez Galdos, monstruo del realismo; o Cortaziano?.

Y, ¿cuál es el rol de la crítica literaria? que según ella nunca debería ser pos mortem, sino anterior a la aparición del texto, si ha de servir para algo que no sea la revancha personal.

Esta pregunta, la que abordaré en el Encuentro, me obliga a hacer un recorrido por debates tan innecesarios o futiles como el de Lope de Vega (1,000 obras de teatro) y Cervantes, o Góngora contra Quevedo. Unos enfatizando el concepto y el mensaje; otros (Góngora) la belleza por la belleza, o arte por el arte; trasladando a esa lucha al Modernismo y el sonido hispanoamericano de José Martí y Rubén Darío.

Rubén, intentando unir a Góngora con Verlaine, a través de la música del poema y sus sostenidos en el poema; y Baudelaire empeñándose, como Quevedo en los conceptos e ideas.

Todos preocupados por la forma, la más válida de las preocupaciones artísticas, como aporte individual al género, pero innecesariamente en guerra, porque todos aportaron a la lengua su sensibilidad y perspectiva y eso a fin de cuentas era lo que importaba.

SIGLO XVIII

La crítica literaria surge como género literario a finales del siglo 18, pero sus preceptos y postulados se remontan a los filósofos griegos: Sócrates, Platón y Aristóteles. Y con Comediógrafos como Aristófanes, quien en su obra Las Ranas compara la obra de Eurípides y esquilo, concluyendo que el segundo es el mejor.

El II periodo de la crítica (Siglo III AC) se centra en la Filología; y el III en la Retórica y Elocuencia, con Horacio; y el Libro X de Quintiliano y su valoración de la Ilíada, primer ejercicio estético.

Lo que importa, cuando se hace este recorrido histórico, es que todos tienen una concepción didáctica de la crítica, y parten del hecho de que el arte tiene una función educadora: “Debe mejorar a los hombres”. Algunos van mas lejos y afirman que “si el poeta hace perversos a los hombres merece la pena de muerte”.

En este período son fundamentales las ideas estéticas de Platón y Aristóteles, el primero en el Libro X de La República, quienes establecen la dicotomía entre razón y poesía (lo anti-racional); poesía como imitación realidad, que es imitación del mundo de las ideas.

Ambos rechazan la epopeya, la tragedia, y algunas formas de la poesía lírica porque “la poesía debe ensalzar los valores morales y patrióticos”, por eso Salomé Ureña es una poeta platónica.

Aristóteles en su Poética, primer libro que se ocupa de la crítica, escribe un plan para guiar a los poetas que parte de una introducción general a la poesía; la tragedia y la épica; y considera la Comedia como un género inferior.

Es la llamada Época de la Composición (334-333 AC), donde ya se plantean como base de la crítica literaria: los planos, tema literario, el género, la preceptiva literaria, modelos o formas de escribir, historia literaria y finalmente la crítica.

LAS BIBLIOTECAS

Surgen las Bibliotecas de Alejandría y la de Pérgamo, y Zenódoto, como primer bibliotecario de la humanidad; y se comienzan a elaborar listados y comentarios sobre las obras de “varones distinguidos en todos los ramos la cultura y sus obras”. Se edita la primera edición de las obras de Homero, considerado mayor poeta de universo.

De este periodo rescato a Aristarco: “El poeta debe ser explicado por sí mismo, sin osar entrar en el laberinto de la significación alegórica”.

SIGLO XIX

Aunque ya en el siglo II (AC) se compilaron Manuales de Mitología para entender las alusiones mitológicas, es en este siglo donde se hacen ediciones para gramáticos y escuelas públicas, donde se ordenan los textos de manera clara y práctica y nace la Gramática Latina.

No me detengo en Roma y su preceptivas, su concepto de lo sublime y la poesía como Don Innato, sometido a la guía del arte y enseñanza; ni en su crítica a “la hinchazón del estilo, puerilidad y afán de novedad, y rebuscamientos estéticos”, como enemigos mortales del poeta.

Ni en la Edad Media y su Trivium: Retórica, Oratoria y Artes Poéticas, con Dante a la cabeza y su orden de análisis: Literal, alegórico, moral, anagórico, y su defensa de la dignidad del lenguaje vulgar. Ni en las bases de su crítica literaria, Epístola XIII de la Divina Comedia. Ni en Petrarca.

Tampoco transito por el Renacimiento, siglo 15 y 16, con el Marqués de Santillana, Gracián, Voltaire, Alexander Pope, Ignacio Luján. Ni por el Romanticismo y pre Romanticismo, porque estas páginas no alcanzan, pero quiero terminar mis reflexiones sobre la crítica literaria con Johan Gottfried Herder:
“El crítico debe ser servidor del autor, su amigo, juez imparcial. Debe procurar llegar a conocerle, estudiarle a fondo. Es difícil, pero razonable, que el crítico se transfiera a los pensamientos del autor , pero lo importante es vivir el espíritu de un autor, apropiarse de su modo de hablar, informarse, por su propia alma, del plan y objetivo de su obra… porque mientras más conozcamos a un autor vivo y hayamos vivido con él, más vital será nuestro contacto. Solo un genio puede juzgar y enseñar a otro”.
Vuelvo a Camila: La crítica no es rivalidad, es aprendizaje, conocimiento.

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