Los tiempos han cambiado, las personas y las circunstancias también, por ende, la educación no puede quedarse estática, la manera de enseñar debe evolucionar conforme a las nuevas generaciones.

En la antigüedad la información era valiosa, ahora no deja de ser importante, aunque haya cambiado la manera de acceder a ella. , los buscadores nos la han puesto al alcance de un clic, incluso las redes sociales y las bocinas inteligentes como Alexa.

En estos tiempos por encima de la importancia de la información, esta conocer la manera de obtenerla a la mayor brevedad posible y con altos grados de confiabilidad, saber cuándo es correcta y cuando no, consultar y validar las fuentes

Nuestra misión como educadores está en desarrollar en el alumno la capacidad del pensamiento crítico, analítico y reflexivo, por consiguiente, no podemos quedarnos en la época de la tradicional copia y pega, donde el profesor solo se preocupaba por desarrollar la memorización del estudiante, mucho menos podemos quedarnos en el simple cuestionario de preguntas cerradas.

Antes, la función del profesor se limitaba a transmitir conocimientos, y esto debe seguir siendo uno de los objetivos a la hora de enseñar, pero desde mi punto de vista la más importante tarea debe ser crear y fomentar en el estudiante la inspiración y la motivación, es llevarlo a querer aprender.

Basta ya de una educación basada en datos y acontecimientos, es cierto que estos son importantes, pero no es lo único que debemos trabajar con los alumnos. Es tiempo de desarrollar en nuestros estudiantes las competencias y herramientas que les servirán para triunfar en la vida, por ejemplo la inteligencia emocional, esta les permitirá coexistir en un mundo donde debemos interrelacionarnos en paz con los demás.

Es el tiempo de que los educadores tomemos en cuenta en nuestra planificación docente, las diferentes inteligencias múltiples. En nuestro accionar educativo deben estar presente las actividades manipulativas e inspiradoras para los alumnos. Es nuestro deber como profesor mantener un aula motivada, a través de actividades lúdicas, científicamente preparadas para nuestros estudiantes.

Los profesores tenemos la misión de inducir al alumno amar el aprendizaje y a valorar la enseñanza. Cuando enseñemos de corazón, con pasión y entrega conseguiremos la mayor satisfacción, que es haber aportado un granito de arena en la vida de otra persona. Entendamos que somos guías para ayudar a cada alumno a superarse a sí mismo, empecemos a trabajar las debilidades y a potencializar las fortalezas, hay que educar desde la ciencia, pero con el corazón.

Es necesario educar usando las nuevas herramientas tecnológicas, pero manteniendo los ideales de paz, justicia, amor y libertad. Debemos aprender a conocer, a convivir, aprender a hacer y a ser. Que nuestros alumnos entiendan que ellos nos importan como individuos, que su progreso, retroceso o estancamiento nos preocupa, que sus intereses y necesidades particulares son importantes para nosotros.

Educar en tiempos modernos implica pasión, emoción, entrega, amerita desarrollar las capacidades innatas de los alumnos, cambiar los paradigmas y desarrollar altos niveles de conexión con ellos, en fin, prepararlos para la vida. Es promover el crecimiento del estudiante en todo el sentido de la palabra, que descubra sus dones y talentos, que los sepa usar, que identifique su pasión y trabaje en ella, pero sobre todo que sea feliz.

Nada de lo que aquí escribo es nuevo, ya lo habían esbozado educadores como María Montessori, Rudolf Steiner, Ovide Decroly, incluso lo dijo, Plutarco (46 0 50 a.c): “Educar a los hombres no es llenar un vaso, es como encender un fuego”. Es hora de ponerlo en práctica.

Aprender es más complejo que llenar cuadernos y pizarras, incluso que aprobar examen, enseñar es emanar inspiración para que el alumno brille con luz propia. . La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.