El libro está escrito en códigos y el lector lo decodifica. Cuando su decodificación es correcta, el lector logra entenderlo e interpretarlo y puede tomar una actitud crítica. Así, el lector dialoga con el autor y puede responder desde su propio punto de vista a lo que expresa el escritor, aun cuando no esté físicamente presente. El escritor le da un sentido a lo que ha escrito; todo lo que él escribió tiene un significado desde su punto de vista. El lector puede decodificarlo tal como lo pretende el escritor, pero en ocasiones el lector puede hacerlo sin estar totalmente de acuerdo con lo que quiso decir el escritor. Y es que el que lee trae un bagaje, trae una serie de experiencias, un vocabulario; él nació en una época, en un tiempo específico. De ahí que el texto puede o no tener el mismo sentido que tuvo para el autor cuando lo escribió.
¿Qué nos brinda la lectura? Y respondemos: conocimiento, libertad y felicidad. Cuando se conoce, se adquiere información valiosa para poder comprender o interpretar la realidad, por medio del razonamiento, entendimiento e inteligencia. Pero, también, del conocimiento resulta el proceso de aprendizaje.
Lo que se aprende se incluye dentro del bagaje de la persona de que se trate. Pero, ¿Qué pasa cuando se tiene un conocimiento previo y se adquiere otro conocimiento? Puede ser que el conocimiento previo esté perfectamente de acuerdo con el nuevo y, sencillamente, se asume; y así, se incrementa la cantidad de conocimiento.
En ocasiones, ocurre que el conocimiento que se le plantea al lector se opone o es diferente al conocimiento que poseía sobre el mismo tema; en ese caso el lector vuelve a leer el texto. Trata por todos los medios de definir el porqué lo que había conocido sobre ese tema no es igual al conocimiento que está adquiriendo en ese momento.
Para aclarar el asunto, el lector debe realizar preguntas y proceder a investigar: «¿Por qué este escritor está diciendo esto, cuando yo he aprendido que es de tal o cual manera?». Entonces, en ese proceso de investigación él puede afianzar los conocimientos previos, o puede, definitivamente, rechazar lo que le están ofertando porque para él no es valedero; ya hizo una investigación sobre ello.
Cuando hablamos de lectura y conocimiento estamos hablando de funciones superiores en el proceso de adquisición y utilización de conocimientos complejos. La adquisición ayudará a solucionar problemas y a tomar decisiones informadas. Veamos pues los pasos ideales: primero, se determina cuál es el problema. Después, se busca información, se investiga, se reflexiona sobre el asunto; se identifica con cuáles alternativas se cuenta.
Frente a un problema que debe ser solucionado, no existe una única solución. Para un problema hay múltiples soluciones, pero si no tiene conocimientos suficientes y de todas esas posibles soluciones solo conoce una, esa será la elegida. En cambio, si cuenta con múltiples y variados conocimientos, porque ha leído mucho: ha entendido, comprendido, interpretado lo que ha leído, entonces, en ese caso, hay un problema y múltiples soluciones.
Luego, utilizará su raciocinio para discriminar y seleccionar entre todas esas posibles soluciones: ¿Cuál es la mejor?, ¿Cuál es la más positiva para todas las partes? Entonces, debe elegir la solución que sea más ética, que tenga menos efectos colaterales y riesgos, que sea la que va a solucionar el asunto, si es posible, definitivamente, incluso se valora el aspecto costo beneficio; y entonces, se resuelve el problema y se dirige el comportamiento de todos los que tengan que ver con esa situación hacia lo que ya se ha determinado como la solución del problema.
Por otro lado, los universitarios deben efectuar una lectura cuestionadora. El tipo de interrogante dependerá de la disciplina de que se trate. Pongo de ejemplo la Historia, al leerla deben tratar de ponerse en el lugar del historiador: ¿Qué es lo que dice ahí?, ¿por qué decidió incluir eso en el libro y por qué consideró que otros sucesos, igual de importantes, no fueran incluidos? Debe entender que no se trata de aceptar todo lo que dice el texto.
El lector tiene que cuestionar lo que está ahí escrito. Puede, por ejemplo, preguntarse: ¿Tiene justificación?, ¿hay evidencias de que eso fue así? Todo esto lo tiene que ver el estudiante; no solamente se trata de memorizar, sino que debe ser un ente cuestionador.
La lectura desarrolla el «pensamiento complejo» del que tanto habló Edgar Morin (2010). Esto se refiere a lo siguiente: la vida es muy complicada; tanto las personas como los objetos son multidimensionales y las cosas suceden multifactorialmente.
Ya no es como antes, que toda causa tenía su efecto; ahora, una causa puede tener múltiples efectos. Si el efecto que se está esperando, según una causa particular, no se produce, el estudiante debe reflexionar y hacerse preguntas sobre la situación sin reducirla a nada, pero tampoco viéndolo como una totalidad. Entonces, ese pensamiento complejo logra que la persona que está haciendo la lectura pueda abrirse a nuevas posibilidades.
Algunos tipos de pensamientos complejos son como el que ejecutan las personas muy creativas, que tienen un pensamiento lateral, y algo que nadie se imaginó que podía ser, esa persona lo crea.
Pero también, hay otro tipo de pensamiento que es el pensamiento divergente; todo el mundo frente a una situación puede ser que se vaya por el mismo sendero; sin embargo, puede haber alguien que tenga muy desarrollado el pensamiento divergente, y en el momento de tomar una decisión opte por otra salida. Entonces, es a partir de todo esto que el lector hace su construcción de significado de aquello que él está leyendo.
A través de la lectura y como si fuera por ósmosis se logra un vocabulario nuevo; se aprende ortografía, gramática y la sintaxis mejora… El lector va ganando con todo ello sin que se haya dispuesto a hacerlo. Entonces, ¿qué pasa cuando todo eso sucede? El lector va a tener mejor expresión oral, se va a poder comunicar con un lenguaje más amplio, su comunicación será más proporcionada, más completa, más esperada para la temática de que se esté hablando.
Una de las maneras más útiles de mejorar las habilidades de comunicación es la lectura extensa. ¿Qué quiere decir una «lectura extensa»? Se toma un libro y se lee completo, pero no se hace con la intensidad con que se hubiera realizado una “lectura intensa”.
La “lectura intensa” es fijar la atención en las palabras, las comas, los puntos…, los párrafos, la cohesión, la coherencia; o sea, la lectura intensa se fija en los detalles y ese tipo de lectura ayuda a que esa persona mejore su lenguaje y su forma de escribir.
La lectura estimula el razonamiento y, además, mejora la capacidad memorística de las personas. A la memoria, muchos le quieren restar importancia, pero la memoria es muy importante. Antes se decía que «ser inteligente es recordar a tiempo»: si hay una situación que debe ser resuelta y no se recuerda cómo es que eso se resuelve, habrá dificultades. Entonces, la memoria es importante.
Además, la lectura desarrolla la capacidad del pensamiento crítico y la confianza a la hora de hablar. ¿Qué es el pensamiento crítico? El pensamiento crítico proviene de una actitud de duda sobre lo que se afirma. No se puede dejar de cuestionar y concluir que todo está perfecto a priori, sin ningún análisis envuelto.
Cuando hacemos eso, puede que de repente nos demos cuenta de que aquello es un desacierto. Se deben analizar todas las aristas posibles. De esa manera la lectura ofrece múltiples conocimientos: habilidades lingüísticas, metalingüísticas, cognitivas, subyacentes al aprendizaje a partir de los diferentes textos; conocimientos generales del mundo que nos permiten vivir una vida más plena.
La lectura desarrolla el «pensamiento complejo» . Esto se refiere a lo siguiente: la vida es muy complicada; tanto las personas como los objetos son de múltiples dimensiones y las cosas suceden multifactorialmente.