La logística

La logística

Guido Gómez Mazara

En el crudo terreno de la política, el espíritu del clientelismo encontró una modalidad, aparentemente ingenua, siempre apta para imponer los recursos económicos sobre las ideas.

Y el afán por los debates y argumentos bien estructurados, exhiben una capacidad seductora en amplias franjas que aspiran a una transformación esencial: los partidos deben dejar de ser lo que practican para convertirse en lo que inspiran. Así se evita la demencial carrera de convertir un espacio plural y de disenso, en organización al servicio de un dueño.

Antes, el líder inspiraba y conducía. Ahora, el marcado interés por la logística representa el abono por excelencia de una legitimidad condicionada por el que más tiene.

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Para los hacedores de política, la logística es la herramienta del trabajo partidario salvaje, desprovisto del sentido de compromiso e identidad organizativa, en capacidad de aceitar una maquinaria divorciada del instinto ideológico y lista para elevar a categoría exitosa todo un ejército de ciudadanos decididos a saltar a la arena pública y conseguir sus metas.

En la medida que las escuelas de formación dejaron de representar el néctar de alimentación de los dirigentes, la noción pragmática encontró terreno fértil en la consecución de objetivos, técnicamente validados en los procesos, pero de una insuficiencia evidente.

De paso, la regla de replegarse en la clásica concepción de militancia obedece al desdén mostrado hacia los procedimientos de transparencia y reconocimiento al esfuerzo, de los que, por no tener la montaña de dinero, sienten que los esquemas de competencia están pautados por parámetros lejanos a la política con sentido de compromiso.

El desafío inmediato es reducir o aniquilar la propensión que hace de la logística la gasolina que conduce el carro de la competencia política.

Inclusive, recordar el trágico final de los buscadores de recursos económicos y su larga estadía en Najayo, podría servir de advertencia a los que no quieren entender las consecuencias procesales de tales excesos.

Los hechos señalan el camino desafortunado de los arquitectos de la logística como regla del triunfo partidario.

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