La reforma educativa policial: apuntes para su historia

La reforma educativa policial: apuntes para su historia

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Como la mayoría de la ciudadanía, yo no estaba, ni por asomo, cerca del quehacer policial. Todo lo contrario, cuando veía a un policía en la calle, prefería irme rápidamente para evitar cruzar ni siquiera una mirada con esa persona, a quien consideraba un adversario, más que un protector.

En abril del año 2021, como dije en uno de los primeros artículos de esta larga serie, el Presidente llamó a una veintena de personas para conformar el Grupo de Trabajo que haría propuestas para la transformación de la Policía Nacional. Había ocurrido un crimen a una pareja de esposos que consternó a la sociedad. Dije que sí, por un compromiso social, pero estaba llena de dudas.

En diciembre de ese año crucial, 2021, porque los abusos policiales se esparcían por toda la ciudadanía, entregamos el informe. Un mes antes, en noviembre de ese mismo año, se había nombrado a Roberto Santana como responsable de la Transformación Educativa de la Policía Nacional. Antes de que finalizara el año, Roberto Santana se me acercó para que lo ayudara en el proceso. Tuvo de mi parte una recepción fría, algo no acostumbrado en mí, algo en mis adentros me decía que no lo hiciera. Pero el hombre es insistente, consulté con la familia, me apoyó, y le dije que sí a Roberto. Era un nuevo reto. Pasaría de las propuestas a la acción. Como también mencioné en otro artículo, en agosto de 2022, Roberto Santana tuvo que abandonar el proceso por asuntos de enfermedad, y me vi obligada a llevar las tareas sobre mis hombros.

¿Qué he aprendido en estos meses de intenso trabajo, con gente ajena a mi mundo cotidiano? He trabajado en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra por más de 30 años. Mi vida se ha desenvuelto entre la administración universitaria, la dirección de proyectos, la docencia y la investigación. He vivido toda mi vida profesional sumergida en mi mundo académico universitario; con excepción de los años de mi primera juventud que estuve como profesora en primaria y secundaria.

Estar cerca de los agentes policiales me ha hecho darme cuenta que en ese mundo desconocido hay, como en la sociedad, todos los tipos de personas: los callados que no dicen nada, observan y dudan de que la reforma pueda ser una realidad; los que se acercan a ti porque representas una exigencia que emana del Poder Ejecutivo, pero en el fondo no creen que los cambios son posibles; los que creen realmente en la reforma, que son los menos; los que siguen la corriente porque no les queda otra alternativa; los que la ignoran porque consideran que no es de su incumbencia; en fin un mundo oscuro y difícil de entender.

Los siguientes datos históricos nos ofrecen una perspectiva interesante de lo que ha sido el curso de la Policía. Nótese que siempre ha estado vinculada y relacionada con el Ejército. Veamos algunos datos:

  1. Con la Restauración de la República, el 16 de agosto de 1863, tras la evacuación de las tropas españolas en el año 1865, fue restituida y puesta en vigor nuevamente la Policía Urbana y Rural, mediante la Ley de Policía Urbana y Rural del 2 de julio de ese mismo año. La ley se mantuvo en vigencia hasta 1911, cuando se asume el modelo de Policía Municipal, que existía desde el año 1847,
  2. En 1916, con la ocupación militar estadounidense, fue desmantelado todo el sistema militar y policial de la nación dominicana, desapareció la Guardia Nacional Republicana y también la Policía Municipal. En 1917, en lugar de la Policía Municipal, surgió un nuevo Sistema Policial cuya organización se correspondía al modelo norteamericano. Su estructura legal estaba basada en Órdenes Ejecutivas estadounidenses. Sin embargo, Harry Shepard Knapp, en 1917, instauró la Guardia Nacional Dominicana, que tenía, ojo con esto, una naturaleza militar.
  3. El 2 de julio de 1921, mediante orden ejecutiva del gobernador militar estadounidense, contralmirante Tomás Snowden, creó la Policía Nacional Dominicana. Sin embargo, seguía con una visión militar, pues estaba integrada por oficiales del Ejército, de Infantería de Marina de los Estados Unidos y agentes dominicanos. Su función estaba destinada a misiones de patrulla, custodia de cárceles, servicios policiales y orden público.
  4. En 1924, finalizada la Ocupación, surgió de nuevo la Policía Municipal. Estaba distribuida en 12 provincias y dependía de los cabildos, pero, sobre todo, del Presidente de la República.
  5. El 9 de agosto de 1927, la Policía Nacional Dominicana se transformó en Brigada Nacional, y el 17 de mayo de 1928, en Ejercito Nacional, mediante la Ley No. 928. Dependía directamente del Presidente de la República, pero la administración estaba bajo la dependencia de la Secretaría de Estado de Guerra, Marina e Interior y Policía.
  6. El 2 de marzo de 1936, mediante decreto No.1523, se creó la Fuerza Nacional Policial. Así funciona hasta el día de hoy: “un cuerpo con jurisdicción nacional, con la misión de mantener el orden, la tranquilidad pública, la seguridad de las personas y de las propiedades, la prevención de las infracciones, la persecución y aprehensión de los delincuentes y su sometimiento a la acción de la Justicia”. [1] Fue nombrado jefe de la Policía Nacional el coronel Miguel A. Román.
    Como indica la historia, la Policía Nacional fue concebida y diseñada para tener estructura vertical y militar. Su doctrina corresponde a ese origen. Hoy en día las policías de todos los lugares del mundo están orientadas al servicio de la ciudadanía, y con una visión de servicio y protección. Ese cambio de visión y de doctrina es lo que se está tratando de materializar en República Dominicana.
    Estoy, como saben, en el área de la reforma educativa policial, específicamente en el Instituto Policial de Educación Superior (IPES). A lo largo de esta serie he ido informando y documentando lo que hemos estado haciendo en el área. A pesar del poco tiempo que hemos iniciado el proceso (18 meses exactamente).
    Podríamos diseñar crear toda una universidad nueva, pero lo más importante es el cambio cultural, que no es nada fácil y toma tiempo, mucho tiempo.
    ¿He tenido momentos duros en este proceso? ¿He dudado en seguir? ¿Me he cuestionado si este esfuerzo vale la pena? ¿Tiene sentido abandonar mi vida acostumbrada para adentrarme a un mundo desconocido, lleno de peligros y amenazas por doquier? ¿Cómo confiar en los propios actores que antes veíamos como nuestros adversarios?
    No niego que he tenido días de dudas, pero no me arrepiento de estos dos años y medio, pues comencé en el Grupo de Trabajo en el año 2021; y después continué en el año 2022 con el llamado de Roberto Santana. Como le dije a una periodista: por lo menos yo no estoy en la acera del frente solo criticando, sino que hice un compromiso con la sociedad para aportar mi granito de arena en la solución de un problema grande que la sociedad demanda, aspira y exige.
    ¿Cuánto estaré en este proceso? No lo sé. El tiempo lo dirá. Solo sé que la tarea es difícil, muy difícil. Solo se logrará mientras exista la decisión del Jefe de Estado de transformar un organismo que nació bajo estas circunstancias tan diferentes.

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