A lo calladito, como quien no quiere la cosa, continúa avanzando la reforma de la Policía Nacional, un “ambicioso proyecto” de transformación en el que es acompañada por el Ministerio de Interior y Policía, y la Comisión para la Reforma Policial. Ayer su director, el mayor general Eduardo Alberto Then, destacó los avances que ha tenido ese proceso en los once meses que lleva al frente de la institución, que aseguró no se detendrá hasta que haya concluido.

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Pero el documento de prensa que reseña su participación en un encuentro con la entidad “Compromiso Santiago” no ofrece detalles sobre esos avances, una verdadera lástima pues cada paso que se adelanta en esa dirección debe ser cacareado y ampliamente divulgado para que la opinión pública pueda darle seguimiento. Y mas que nada, para que la población, que dejó de creer y confiar en la Policía por razones que huelga explicar aquí, también lo sepa y se prepare para exigir que esos avances se reflejen en una mejor relación con la institución a la que paga para que la proteja. En un encuentro reciente, también celebrado en la Ciudad Corazón, para presentar los avances de la reforma policial se destacó que se está trabajando en la reparación y reconstrucción de al menos 200 destacamentos, lo que incluye además ayudas sociales y mejoras salariales que deberían contribuir a que los agentes policiales puedan realizar un trabajo de mayor calidad. Pero todavía falta mucho para que podamos tener una Policía que, además de trabajar en condiciones mas dignas, esté mejor preparada y entrenada para que pueda ser mas eficiente. Y lo que vimos hace unos días en La Romana, donde un ebanista armado se atrincheró durante varias horas en su residencia, lo confirmó de manera patente y escandalosa.

Hay que aplaudir y celebrar los avances en el proceso de reforma policial que se están anunciando, pero lo que acabamos de ver hace que la pregunta sea tan urgente como inevitable: ¿Y el entrenamiento pa´cuándo?