¿Les digo Algo? La muerte del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera, es un costo muy alto que paga el país debido a la cultura de corrupción y el clientelismo en las instituciones públicas donde concurren avivatos, politiqueros, cabilderos y traficantes de influencias, afiliados a los partidos o contribuyendo económicamente con su causa, teniendo como objetivo propio enriquecerse con el poder que da estar relacionado con alguna autoridad de turno.
Los políticos y sus partidos deben asumir que ese ejercicio clientelar es dañino para el país y para ellos mismos. Conquistar seguidores con causas altruistas, sin prometer prebendas a quienes pagan la campaña, los promueven o echan el voto por una posición que usan para robar al erario, debe ser meta de cada partido.
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Los reclamos persistentes de las claques exigiendo que se les cumplan las ofertas y promesas que se les hicieron, como si el Estado fuese un botín que les tocaba ahora depredar, pueden conducir o no a desenlaces trágicos, como la muerte del ministro Jorge Mera, pero siempre irán en perjuicio de toda la población.
Aunque el gobierno quiera complacer a sus miembros y conmilitones no puede cancelar todos. El Estado es maquinaria funcional y, pese a lo malo de las anteriores administraciones, la administración pública es una maquinaria con la que no se puede improvisar, sin embargo y pese a todo se improvisa. El país necesita sentar las bases de un Estado Democrático y de Derecho, donde cumplir y hacer las leyes no constituya un peligro de muerte.