«No cambies de caballo en mitad del río». Cuantas veces no se ha repetido esto desde que Abraham Lincoln lo dijo confirmando su temple de gobernante y su visión –a largo plazo- de un proyecto nación.
Un proyecto de nación está íntimamente atado a procesos de reflexión, de profundización y de acciones consecuentes, lógicas y vinculantes que permiten a mediano y a largo plazo sistematizar y monitorear su impacto, sea cual sea. Conocer el pasado para entender el presente y planear el futuro.
Y si de consensos hablamos no puedo recordar uno más aplaudido que el pacto para la reforma educativa 2014-2030, porque cuanta falta nos hacía – para honrar ese proyecto de nación- desarrollar y dignificar la carrera docente.
Y si bien muchas discusiones interesantes resultaron de este proceso, quizás el más controvertido fue el compromiso 5.1.1. Este acuerdo en particular es el referido a la actualización de la entonces ordenanza 08-2011 creada por el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología demandando de ésta una actualización y garantizando que los programas académicos que se ofertan en las Instituciones de Educación Superior estén en coherencia con la Estrategia Nacional de Desarrollo y el perfil de docentes que necesitamos para el siglo XXI.
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Y ¿Qué tuvimos que hacer para ser coherentes con compromiso de reforma comprometido en el Pacto? Crear estándares profesionales y de desempeño para la certificación y desarrollo de la carrera docente, actualizar los programas de licenciatura en educación e implementar una prueba de ingreso validada para accesar a becas de estudios otorgadas por el Estado. Con estos y otros elementos surge la Normativa 09-2015 emitida por el Consejo Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología, espacio donde confluyen las Universidades y academias de educación superior acreditadas en el país.
Pero, como toda nación que a largo plazo no es fiel a su planes de reforma y hace caso omiso a don Abraham Lincoln cuando dijo que no cambiáramos de caballo en mitad del río nos estamos planteando revisar la normativa a fines de hacerla más flexible y adaptarla a las realidades que viven las universidades del país, y más grave aún, desde el MESCyT se está previendo desestimar las actuales pruebas estandarizadas para colocar al servicio del proceso de selección de nuevos becarios, una prueba a ser creada localmente para los fines.
¿Se entiende esta locura? Si no, aquí la respuesta:
La normativa 09-2015 para la formación docente de calidad en República Dominicana, que recién está dando sus primeros frutos, está destinada a seleccionar a los mejores aspirantes a estudiar educación quienes serán elegibles para una beca del Estado, que les permita estudiar educación en función de su desempeño académico y puedan posteriormente desarrollar competencias para el dominio de contenidos, metodologías y estrategias de abordaje de aula.
¿Porque no damos tiempo que este proceso tome fuerza, siente sus bases y de los frutos esperados? ¿Porque hacemos de un proceso tan importante y trascendental – que además conlleva mucho tiempo y recursos- no cumpla con su ciclo de implementación solo por satisfacer las necesidades económicas de un grupo que entiende que el poder es el para servirse? Cuando y como se quiere.
Debemos recordar que “cambiar de caballo” puede ser nefasto tanto para quien lo propone como para el resultado en sí mismo.