Érase una vez, en la que los propietarios, ejecutivos y el personal técnico de los medios de comunicación masiva, realizaban continuos y extraordinarios esfuerzos por mantener un índice alto y positivo de audiencia (rating). En otras palabras, las plataformas mediáticas analógicas competían sanamente entre ellas, con la finalidad de captar y llamar la atención de las audiencias. Para ello, producían, difundían y compartían contenidos dirigidos a todos los sectores sociales de República Dominicana.
Con el nacimiento del Internet y el auge de las redes sociales (1969 y 1997), las plataformas mediáticas analógicas dominicanas: radio, televisión, periódicos impresos, revistas, cine, entre otros, perdieron relevancia, competitividad, influencia y participación de mercado. Todo parece indicar que ni los propietarios ni los ejecutivos de las plataformas mediáticas analógicas, se percataron del impacto que tendría en el mediano y largo plazo la aparición de la Internet y las redes sociales en el desarrollo mediático de RD.
Sin duda, la nueva realidad comunicacional, impactada por la irrupción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), se constituyó en el principal factor para que los directivos, propietarios y ejecutivos de los medios de comunicación masiva, se motivaran y convirtieran sus plataformas mediáticas analógicas en multimedia. Es decir, la meta era participar en el mercado de la comunicación digital, sin perder a las audiencias que aún consumen determinados contenidos que provienen de los medios análogos.
Antes de que las plataformas mediáticas digitales actuales existieran, los contenidos que difundían las plataformas analógicas, se acercaban más a las funciones esenciales de la llamada comunicación social: educar, informar y entretener. En cambio, hoy, la dinámica objetivos y contenidos de las plataformas mediáticas digitales, son absolutamente diferentes. En el ámbito de la nueva realidad comunicacional, lo más importante no es el efecto positivo del mensaje, son los views y likes.
Es innegable, en todas las épocas los medios de comunicación masiva siempre han incidido en la forma de pensar, decir, actuar y hasta de hablar de las audiencias que suelen consumir sus mensajes. Parecería que lo más relevante para los nuevos sujetos de las plataformas digitales, es la cantidad views y likes que puedan generar cada una de las estupideces que ellos piensen, digan, hagan y visibilicen.
El nivel de ansiedad y perversidad con que los gánsteres de las plataformas mediáticas digitales buscan obtener los views y los likes, es similar al comportamiento que manifiestan los adictos cuando no pueden obtener determinadas sustancias o medicamentos. Es decir, los denominados influencers de la comunicación digital (YouTube, Facebook, Instagram, TikTok, Twitter, entre otras) no se cohíben de llevar a cabo la más verosímil diablura, pretendiendo con ello cazar los views y likes, los que luego canjean por dólares y visibilidad negativa.
Lo que está a la vista, no necesita espejuelos. La metamorfosis que han sufrido los medios análogos de comunicación, ha traído como consecuencia que la libertad de expresión se confunda con el libertinaje, la chercha y el accionar al estilo Alofoke. Los aportes que hacen las plataformas dominicanas digitales actuales, a los diferentes segmentos de la población, particularmente a los jóvenes, son insignificantes, perversos y dañinos. La carencia de ética, profesionalidad y de respeto a la dignidad humana, con que los nuevos gánsteres de las plataformas digitales elaboran, difunden y comparten los contenidos de éstas, están incidiendo de manera negativa en el comportamiento individual y colectivo de los adolescentes y jóvenes. Las plataformas digitales conducidas por resentidos y desequilibrados mentales, solo sirven para dañar e idiotizar a los retrasados mentales.
Para desgracia de la sociedad dominicana, los sujetos que actualmente lideran los views y likes a través de sus plataformas digitales, son resentidos sociales, rebeldes sin propósitos positivos, huérfanos de valores y principios éticos. En fin, son influencers con talento para sobresalir en ambientes rodeados de antivalores, en los que cualquier deslenguado se le permite usar una plataforma análoga o digital para expresar y hacer payasadas. Por ejemplo, Alofoke Radio Show, el Mismo Golpe, el Ritmo de la mañana, Mañanero RD, Esto no es Radio, Antinoti con Sergio Carlos, Cachicha.com, entre otros productos comunicacionales digitales.
Desde los intereses rentistas, perversos y banales que se manejan en el entorno de los emprendimientos mediáticos digitales de hoy, se observa que los fundamentos clásicos de la comunicación social: educar, informar y entretener, han sido desplazados por la cantidad de views y likes que se producen luego de una actuación, entrevista o declaración protagonizada por un resentido social con libre acceso a una determinada plataforma digital. Los contenidos insignificantes y el lenguaje soez que emplean los gánsteres de views y likes, solo sirven para idiotizar y embrutecer más a los que consumen sus estupideces y sus cherchas de mal gusto.
La rebelión actual de los gánsteres de views y likes, inició cuando se permitió que sujetos sin competencias comunicativas, sin valores y principios éticos, arribaran a la radio y a la televisión. Hoy, los efectos nocivos que están provocando los influencers de acciones negativas, específicamente entre los adolescentes y jóvenes, a través de sus plataformas digitales envenenadas, crecen y se expanden igual que la mala yerba. Por el bien de la salud mental de los adolescentes y jóvenes de la sociedad dominicana, hay que hacer algo para detener la ola creciente de la comunicación Alofoke.
En los últimos diez años, la crisis de valores de la sociedad dominicana se ha incrementado. Por ejemplo: la deshumanización, la codicia, la soberbia, la prepotencia, la opulencia, la megalomanía, la vida superficial, la vanidad, vivir y actuar al margen de los principios éticos. Otras señales fehacientes de la descomposición ética y moral que rodea a RD, son las siguientes: propagación de emprendimientos dañinos de comunicación digital, la presencia de pseudocomunicadores que buscan views y likes a toda costa, el activismo de influencers que promueven antivalores, así como tolerar que falsos y rebeldes emprendedores manejen plataformas comunicacionales para descarriar a los adolescentes y jóvenes.
A juzgar por la prepotencia, arrogancia, ignorancia y mala leche con la que los falsos talentos se expresan y actúan en sus plataformas digitales, parecería que los sectores sensatos de la sociedad dominicana tendrán que prepararse para contrarrestar los efectos negativos de lo que podría ser una rebelión sutil, liderada por la “generación Alofoke”. Ante esta amenaza, la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR), el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), las iglesias, la Asociación Dominicana de Escuelas de Comunicación Social (ADECOM), la Asociación de Instituciones Educativas Privadas (AINEP), las asociaciones de Padres de las Escuelas públicas, no pueden mirar para abajo, ni hacerse los indiferentes.
En Dominicana, el término “Alofoke” es empleado para hacer referencia a una acción que es tomada a la ligera y sin pensar en las represalias que esta puede tener. Pocas veces en la historia de las plataformas digitales dominicanas, se había visto tanta sinergia entre la etimología de una palabra (Alofoke) y su aplicación en el terreno de los hechos. Sin ninguna duda, en el ámbito dominicano actual de la comunicación analógica y digital, faltan muchas personas como doña Zaida Ginebra viuda Lovatón.