Quienes en el PRM aspiran a la Presidencia de la República en el 2028 pueden hacerlo porque están en todo su derecho, como dice la Constitución, pero que se olviden de ser funcionarios públicos para aprovecharse de esa condición, y con el apoyo del Presupuesto Nacional, crear “estructuras” para promover sus candidaturas.
Es la única manera de garantizar igualdad de condiciones entre los competidores, que eso es también democracia, pero sobre todo evitar que la sucesión presidencial se convierta en un molesto ruido que acompañe el segundo mandato del presidente Luis Abinader hasta el 2028, además de ser motivo de tensiones y confrontaciones en el partido de gobierno.
Puede leer: Adiós a la buena política
Y como puede asegurarse que el presidente Abinader, que según dicen ya se ha reunido dos veces con los presidenciables, no desea ni una cosa ni la otra, hay que suponer que le habrá dejado eso bien claro a sus colaboradores, algunos de los cuales ya empezaron, desde los puestos que ocupan, a conformar sus equipos y a diseñar planes y estrategias. Por eso es tan oportuno el “consejo” del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, quien exhortó a los compañeros que están pensando en candidaturas a que se pongan a trabajar para hacer un buen gobierno, al tiempo que pidió al PRM tratar el tema de las aspiraciones “un poquito más cerca del 2028”.
Aunque es requete sabido que cuando están las ambiciones políticas de por medio mucha gente no le presta atención a los consejos, hay que esperar que el presidente Abinader, que ha tenido la habilidad y el liderazgo para mantener al PRM unido, alejando los odiosos fantasmas del pasado, pueda mantener a raya esas aspiraciones.
Y la razón es muy sencilla: a los tantos problemas sin resolver que tiene este país, no es justo que le agreguemos el de los políticos que se creen presidenciables halándose las greñas por una candidatura para la que muy pocos, o tal vez ninguno, tiene méritos suficientes.